Tres estados de Brasil han ordenado interrumpir los torneos locales de fútbol, debido a un alto incremento de hospitalizaciones y decesos por la pandemia de coronavirus. Cada distrito juega su partido.

El gobierno del estado de Ceará, en el noreste de Brasil, ordenó parar el campeonato local, aunque permite a sus clubes competir en la Copa Brasil. Las autoridades rectoras del fútbol en Paraná y Santa Catarina, estados en el sur del país, también pararon sus ligas.

Aproximadamente 260.000 personas han fallecido de COVID-19 en Brasil, cuyo saldo de decesos es el segundo más alto, por detrás de Estados Unidos. Muchos gobernadores brasileños anticipan que las próximas dos semanas serán las más letales en el país desde el inicio de la pandemia hace un año.

Tal como contó ayer Doble Amarilla, otra ciudad crítica es la de Sao Paulo, aunque su gobernador no frenó la continuidad del Campeonato Paulista, que apenas lleva una fecha de desarrollo. Allí, están ni más ni menos que los entrenadores argentinos Hernán Crespo (Sao Paulo) y Ariel Holan (Santos), ambos de pasos por Defensa y Justicia.

Algunos técnicos y jugadores han cuestionado sobre si el fútbol paralizarse del todo. Lisca, técnico del recién ascendido América-MG, es quien más insistido en una suspensión de la actividad.

“Apeló a la Confederación Brasileña de fútbol para darle un alto a la Copa Brasil, posponer estos partidos por un tiempo”, dijo Lisca tras la victoria 1-0 ante Athletic en el Campeonato Mineiro del estado de Minas Gerais el miércoles.

“He perdido a amigos. Entiendo que el fútbol es fuente de entretenimiento y es importante para la gente que está en casa. Pero nuestras vidas son más importantes, no somos superhéroes”, agregó el entrenador.

Pero el técnico Gremio Renato Portaluppi se mostró en desacuerdo al afirmar que un protocolo de pruebas y chequeos médicos permite que el fútbol pueda disputarse de manera seguro. “Lo otro es que le estamos haciendo un favor a la gente, porque al jugar le damos un motivo a la gente para permanezcan en sus casas”, dijo en una rueda de prensa. Portaluppi es amigo del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien desde el principio ha minimizado el riesgo del virus.

La Confederación Brasileña no se ha pronunciado ante los pedidos de suspender la actividad. Bolsonaro se opone a todo tipo de medida de confinamiento y quiere que se permita el pronto retorno del público a los estadios.