Uno. Dos. Tres. Al cuarto, ya llamaron la atención y hubo quejas. Al quinto, “pintó el escándalo”, dicen los pibes. Desde que empezó el torneo, Independiente anotó a cinco jugadores, cuando reglamentariamente podía hacerlo con dos. Todo esto, ante la pasividad de los equipos que le compiten en el campeonato, como Boca y River, pero en mayor medida Racing, Newell´s, Estudiantes, Banfield y San Lorenzo, cuyos dirigentes aparecen guardados y no salen a decir nada. Esto le vale las masivas críticas en las redes sociales de parte de sus propios hinchas, que se quejan porque Independiente les saca ventaja.

En este caso, Independiente inscribió a Leandro Fernández, jugador que se había lesionado a principio de torneo, y por el cual Independiente había incorporado a Maxi Meza. El reglamento dice que “se puede incorporar un jugador en reemplazo de uno lesionado, pero ese jugador lesionado queda inhabilitado por todo el torneo hasta la finalización del mismo”, comenta una fuente bien empapada de reglamento en AFA.


Ya había habido “mar de fondo”, cuando Independiente consiguió inscribir en términos pocos claros a Erviti como “jugador libre” y así poder incorporar a tres jugadores en enero y no a dos como marcaban las reglas.

El Rojo estuvo en el ojo de la tormenta durante todo el año, es que al descontrol en la inscripción de jugadores, se le sumó la novela del partido contra Defensa y Justicia, y el caso de Ezequiel Barco, jugador que no fue al Mundial Sub 20 cuando otros equipos si debieron ceder a sus jugadores.

En AFA, cuentan que el responsable de la Oficina de Jugadores (en criollo, el que pone el gancho y el sello para que tal o cual jugador quede habilitado para jugar) es Claudio De Vittis, confeso simpatizante de Independiente. “Esto ni con Julio pasaba” dice una voz experta en AFA, considerando que Grondona había sido presidente de Independiente. En la Oficina de Jugadores, una voz tímida y muy baja, apunta “tengo que hacer lo que me piden mis jefes”, como dando a entender que esto no corresponde a una idea de alguien raso, sino que responde a la orden superior.

Es que lo que más llama es el motivo por el cual le habilitan a Leandro Fernández a Independiente: para que pueda jugar en lugar de Figal. El defensor, se sabe no está lesionado, sino que tiene una sanción por doping.

“Premian al que hace las cosas mal, al que tiene contactos y al que se mueve en las sombras”, despotrica un dirigente de uno de los clubes que pelea palmo a palmo con Independiente el ingreso a las copas. Lo hace en off. En on y en AFA, nadie se anima a plantarse para frenar el descontrol en la Oficina de Jugadores.