(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Un penal polémico que Harry Kane cambió por gol. Esa fue la única diferencia entre una Inglaterra prágmatica y una Colombia entregada al partido, pero sin saber nunca cómo ni por dónde, y con James Rodríguez mirando todo desde un costado, debido a una lesión que lo marginó del partido.

Y cuando la cosa parecía juzgada, Yerry Mina saltó más que todos los ingleses juntos y puso a Colombia en el alargue con un 1-1, a esa altura, impensado. Como ya lo había hecho ante Senegal, cuando el elenco de José estaba out del Mundial. 

El tanto llegó casi con un Colombia deshauciado, tanto que Pekerman ya estaba rezando y James Rodríguez, en las tribunas del estadio del Spartak, lucía casi resignado. El 1-1 fue el corolario para unos '90 intensos, cortados, mal jugados, pero a los que Colombia les puso el corazón.