El Presidente de FIFA, Gianni Infantino acudió al hemiciclo del palacio de Europa acompañado del estrasburgués Arsène Wenger, ex entrenador del Arsenal y ahora director de desarrollo del fútbol mundial de la FIFA.

Con un balón de fútbol al inicio de su alocución, Infantino, dijo que "el fútbol avanza en una dirección en la que unos pocos lo tienen todo y una gran mayoría no tiene nada".

"El fútbol no es un mero deporte, son oportunidades, es esperanza, equipos nacionales, tiene que ver con el país, con el corazón, la alegría, y no podemos decir al resto del mundo que nos den el dinero y los buenos jugadores, y vean fútbol sólo por la tele", señaló.

En este sentido se refirió a África, al afirmar que "hay que darles la esperanza de que no tengan que cruzar el Mediterráneo para poder tener quizás una vida mejor".

Respecto al Mundial de Qatar, afirmó que "hay muchas cosas que mejorar, pero hay que reconocer que ha habido cambios" y desmintió que 6.500 trabajadores hayan muerto en las obras de estadios: "Han sido tres y son demasiados".

Destacó la futura creación de una agencia exterior con las autoridades nacionales e internacionales y las agencias del deporte, "para ayudar a todas las víctimas del mundo en cualquier disciplina deportiva y se puedan beneficiar de una protección".

Así, dijo, "cada niña o cada niño en cualquier lugar del mundo tiene que poder practicar deporte de una forma sana y segura".

"Seguiremos presionando para que se cree esta agencia nueva e independiente", afirmó.

Tras la intervención, la APCE aprobó una resolución (70 votos a favor y 10 en contra) en la que solicita a la FIFA que sancione al país que acoja el Mundial de fútbol si incumple ciertos compromisos, incluso retirando la designación de sede para darla a otro país.

En particular, el respeto de los derechos trabajadores, la igualdad entre mujeres y hombres, la protección de atletas menores, garantizar los derechos civiles y políticos fundamentales, prevenir riesgos para los derechos humanos, acceso a recursos efectivos ante vulneraciones de derechos humanos y diálogo con las autoridades para resolver problemas eventuales.

La resolución se opone a la Supérliga europea y pide una "solidaridad financiera más fuerte" entre el fútbol masculino y femenino.

También invita a la UEFA a revisar los criterios utilizados para la distribución de primas de la Liga de Campeones y reducir el coeficiente establecido en función del rendimiento del club durante diez años, para mejorar formación, educación y fútbol femenino.