Los números de Messi en los clásicos españoles, más allá de su falta de goles en las últimas presentaciones, son extraordinarios: máximo goleador con 26 tantos (18 en la Liga de España, dos en la Champions League y otros seis en la Supercopa de España). Eso sí, lleva siete sin marcar.

Detrás del rosarino quedaron Alfredo Di Stéfano (18) y el portugués Cristiano Ronaldo (18), el español Raúl González (15) y el húngaro Ferenc Puskas (14).

Otro aspecto de la estadística que respaldan su historia en el conjunto catalán y en el clásico español son sus presencias (45) en estos partidos, equiparando la línea del defensor madridista Sergio Ramos. De ellas, 29 fueron por la Liga, ocho en Copa del Rey, dos en Champions y seis en Supercopa.

El partido comenzó con Messi aislado por las marcas rotativas de Nacho y de Casemiro. Es que a pesar del casi monopólico manejo de la pelota de su equipo, no consiguió pesar en los minutos iniciales, más allá de una jugada en la que se asoció con Jordi Alba.

El plan de Real Madrid, con cinco defensores por momento, de salir rápido resultó perfecto e incontrolable para un Barcelona con pecados de juventud en sus mediocampistas, que abusaron del traslado del balón y la gambeta sin una finalidad concreta.

Las contras de Lucas Vázquez en una primera ocasión y de Vinicius Junior en una segunda derivaron en el gol de Karim Benzema de taco y en el de Tony Kroos de tiro libre. Hubo otra, que nació en los pies de Luka Moodric y terminó con un tiro al palo de Federico Valverde.

Messi continuó siendo absorbido por el esquema rival, que con su movimiento alternado y escalonado en bloque no le dio lugar, aunque casi sorprendió con un córner ejecutado al segundo palo, que se estrelló contra el mismo.

Dos factores se conjugaron en el complemento para brindarle una vida más a Barcelona: una lluvia torrencial, constante y con ráfagas de viento fuerte y la entrada de Antoine Griezmann.

Con la variante aparecieron más hombres en ofensiva y Mingueza pasó a su puesto natural de lateral derecho, lugar por el que entró al área en el descuento y amagó con el empate cuando sacó un disparo fuerte que se fue pegado al arco.

Los entrenadores movieron los bancos y mandaron cinco cambios por lado, lo que modificó las disposiciones tácticas y las formas de juego de los equipos.

Tantas variantes le dieron rédito a Real Madrid, que sufrió en la última con un tiro en el travesaño de Moriba, porque el partido perdió ritmo y además descansaron sus titulares para el duelo de entre semana frente a Liverpool.

En la próxima fecha, Barcelona chocará con Getafe en el Camp Nou y Real Madrid visitará a Cádiz.