Marruecos vivió su momento de gloria y mayor exposición hace algunas semanas en Qatar 2022 llegando hasta semifinales y cayendo nada más y nada menos que ante Francia y luego ante Croacia en la disputa por la medalla de bronce. La actuación de los marroquíes es histórica y los ubica en lo más alto del fútbol a nivel continental. 

Sin embargo, la política vuelve a meter la cola en el terreno del fútbol y complica los planes de los ‘Leones del Atlas’ para seguir compitiendo. Una vieja disputa geopolítica con el Gobierno de Argelia que data de la década de 1960 y que tuvo sus puntos más críticos en los ‘70, en los ’80 y el año pasado hacen que la Federación Marroquí se plantee seriamente no participar del Campeonato Africano de Naciones que se disputará durante enero precisamente en tierras argelinas. 

El torneo que tendrá su séptima edición en este 2022 y el cual Marruecos ganó en las últimas dos ediciones agrupa a las selecciones africanas que solo pueden participar formando nóminas con futbolistas que jueguen la liga local. 

El eje del conflicto y que desencadenaría en un ‘boicot’ marroquí a la competencia, radica actualmente en la forma en que la delegación marroquí llegará a Constantina, la sede en la que el equipo deberá disputar sus tres partidos del grupo C frente a Sudán, Madagascar y Ghana. 

Ello se debe a que los aviones comerciales y militares marroquíes tienen prohibido volar por el espacio aéreo de su vecino desde septiembre de 2021, unos días después de que el gobierno presidido por Abdelmadjid Tebboune anunciara la ruptura de relaciones diplomáticas con la monarquía encabezada por Mohamed VI.

Faouzi Lekjaa, presidente de la Federación Real Marroquí del Fútbol (FRMF), avisó en una conferencia de prensa que su seleccionado no intervendrá en el certamen si no se permite que un vuelo operado por la aerolínea nacional Royal Air Maroc parta desde la capital de su país y aterrice en Constantina. 

El dirigente informó que había remitido esta petición a la Confederación Africana de Fútbol (CAF) e insistió en que Argelia, como anfitrión, debía “garantizar todas las facilidades para los países que participan, tal como está estipulado en el contrato programa (del torneo)”.