La ceremonia de entrega de la "Bota de Oro" a Lionel Messi también guardó lugar para un momento emocionante que realzó la otra cara del "killer" del Barcelona y de la Selección Argentina: su costado solidario y desinteresado.

A través de la Fundación que lleva su nombre, Messi se sumó a la "Fundación Sant Joan de Deu" a darle pelea al cáncer infantil y lograron que Barcelona albergue el centro de oncología infantil más grande de toda Europa.

Es por eso que el jugador fue distinguido con el "Corazón de oro", que recibió de uno de los niños que ayuda su fundación y que subió al escenario sin poder hablar mucho, pero con la "10" y el apellido "Messi" en su espalda. Messi le agradeció y lo saludó, también conmovido.

El papa de Thiago y Mateo, con un tercer hijo varón en camino, definió tan bien como lo suele hacer en la cancha: "Siempre dije que en mi vida una cosa importante es poder ayudar a los que más lo necesitan, gracias a Dios tuve la oportunidad de poder hacerlo. Y lo hago".