River siempre está en la mente de Matías Almeyda. El actual entrenador del AEK de Grecia recordó lo que fue el cierre de su carrera como futbolista e inicio de la etapa como entrenador. Todo en una tarde histórica para el fútbol argentino. La tarde en la que River descendió.

“Fui a River Plate con 35 años y después de haber dejado el fútbol profesional cuatro años antes. Lo hice así sencillamente porque me cansé del fútbol, de los entrenamientos y de las concentraciones”, relató el “Pelado”, en diálogo con “The Coaches Voice”. Y agregó: “Pero ese año, y después de un tiempo jugando en el Club Fénix de Pilar, un modesto club de la cuarta división, decidí volver a River para terminar mi etapa como jugador en el club donde había vivido, donde trabajé y donde me formé como futbolista y como persona. Era mi deseo terminar ahí”.

Luego de una gran etapa, en la que se volvió referente del conjunto “Millonario”, llegó un momento fatídico para Almeyda y sus compañeros. Jugar una Promoción para salvar la categoría, ante Belgrano: "La última semana antes de esa eliminatoria, yo era muy consciente de lo que nos estábamos jugando. Para entonces, ya había tomado también el rol de capitán del equipo. Un equipo en el que había muchos jóvenes", recordó el actual entrenador de la franquicia griega. 

Las sensaciones de aquella tarde en el Monumental permanecen frescas. A tal punto que Matías Almeyda las recuerda como si fuera ayer: "Desgraciadamente, perdimos la eliminatoria. Era la primera vez en la historia de River que descendía. La noche del descenso fue terrible. No pudimos salir del estadio hasta las cuatro de la madrugada. Estuvimos encerrados en el vestuario", destacó el entonces capitán del equipo de Núñez. 

Esa misma noche, aun encerrado en el vestuario, empezó a madurar la decisión de volverse entrenador del equipo en la Primera B Nacional de aquel momento: "No paraba de darle vueltas a la cabeza para tomar una decisión. A la mañana siguiente, llamé a Daniel Passarella, el presidente de River entonces. Le dije que quería ser el entrenador". 

“¿Vos estás loco? Si sos el entrenador y te va mal, no dirigís nunca más en tu vida", le respondió el mandamás “Millonario”. A lo que el “Pelado”, con mucha confianza y decisión respondió: “No me importa. Me va a ir bien. Me va a ir bien". La seguridad del capirán del conjunto de Núñez fue clave para convencer a Passarella. 

La cuestión mental, por supuesto, fue muy importante para sobrevivir a un momento tan difícil como el que vivimos en River esa temporada en Segunda. No podíamos ni salir a comer con nuestras familias afuera. Tampoco podíamos salir un domingo libre. Era entrenamiento y casa. Así casi un año para evitar problemas. Estábamos ocultos sabiendo que dependíamos de un resultado para vivir tranquilos, rememoró Almeyda sobre lo que fue el lado B de la campaña que devolvió a la institución de Núñez a Primera.

Fue tal la presión que incluso hubo gente que se acercó al técnico del “Millo” para sugerirle que diera un paso al costado: “A lo largo de ese primer año en River, y ante toda la presión que vivíamos, hubo mucha gente que me dijo que lo dejara. 'No sigas con esto, Matías', me decían. Sin embargo, fue la gente que realmente no me conoce”.

Tras un año de una dura batalla, Almeyda y su River lograron el objetivo de volver al fútbol grande ante Almirante Brown: “La sensación cuando llegó el pitazo final para el ascenso fue una descarga. De descomprimir algo con una emoción terrible. De hecho, rompi en llanto. Pocas veces he llorado por el fútbol, pero lo hice esa vez. Sin embargo, no me avergüenzo por ello. Era mostrar esa impotencia, esa bronca y toda esa rabia de todo lo que habíamos escuchado de aquellos que decían que no íbamos a ser capaces y que yo no estaba preparado”, recordó el entrenador sobre aquella tarde en el Monumental en la que el “Millo” se impuso por dos a cero a la “Fragata” y volvió al lugar del que nunca debió haberse ido.

La presión de aquel año y la satisfacción por devolver a River a primera contrastó con la sensación de ingratitud que percibió ya en la principal categoría del fútbol argentino:hice siete años en uno por todo el desgaste y toda la pasión con la que lo vivimos. Despues de ascender me tuve que ir ya en Primera. Quedaban pocas fechas para el final. Me quedó un gran dolor. 'No ganas, no sirves más'. No importó nada lo que habíamos hecho antes”, detalló el “Pelado”.

Asimismo, confesó que su error más grande lo cometió en la institución de la banda roja: "Cuando empecé a sentir los rumores de que me iban a echar, cambié el sistema del equipo. Traté de cuidarme y ese fue mi error. Algo de lo que me arrepiento y que no haría jamás en mi vida", rememoró Matías. 

"Era tan grande mi amor a River que me quería quedar. Quería hacer todo para seguir, y fue un gran aprendizaje. No cambio más mis maneras, porque en definitiva por ahí te acaban echando igual. Así que mejor irse con las botas puestas", cerró un Matías Jesús Almeyda reflexivo, a la distancia.