Oscar Alfredo Garré fue uno de los tantos que lloró la partida de Carlos Timoteo Griguol. Vivió en carne propia las enseñanzas y los títulos en Ferro. Hoy, en tiempos de covid-19, le toca despedir a uno de sus maestros a la distancia.

En ese sentido, el defensor también campeón de la Selección Argentina en 1986 conversó con Doble Amarilla para expresar sus emociones. A su vez, también recordó el legado de su entrañable entrenador: "Me enseñó que los valores de una persona y un profesional no se negocian".

Doble Amarilla: ¿Cómo vive esta triste noticia para el fútbol argentino?

Oscar Garré: Ya la venía remando… era difícil. Una noticia triste para todos, pero después de tanta pelea va a poder descansar en paz. Nosotros estábamos informados permanentemente a partir de (Víctor) Marchesini y (Gabriel) Perrone. La última vez que lo vi fue un sábado al mediodía. Pero fue hace tiempo, y con el tema del covid quedamos un poco distanciados.

DA: ¿Cómo está la familia, teniendo en cuenta que él no estaba bien de salud desde hacía tiempo?

OG: Él forjó una familia muy constituida. La señora de toda la vida, las hijas y los yernos son muy apegados a la familia, entonces siempre estuvo contenido en las necesidades que tuvo. Lo mismo los nietos. Lógicamente que son golpes duros, pero es la vida, no queda otra.

DA: ¿Cuál fue tu primera sensación al enterarte?

OG: Y uno se pone mal, porque son sensaciones encontradas. Uno siempre se quiere quedar con él, pero tampoco quería que sufra, porque venía hacía tiempo peleándola. Uno quería quedarse con la imagen del tipo laburador que siempre fue.

DA: ¿Sorprende que haya forjado un tan fuerte respeto en el fútbol argentino?

OG: En absoluto, fue una de las personas que marcó el camino dentro del fútbol. Hubo generaciones de entrenadores que seguimos la disciplina y la docencia que él inculco. Además, no conocí a nadie que hablara mal de Carlos, fue tan respetado como querido. Como profesional y persona marcó un rumbo. En vida fue reconocido, porque donde fue, siempre se ganó el mayor de los respetos de la gente.

DA: ¿Cómo logró forjar esa trayectoria?

OG: Porque fue transparente toda la vida. Si bien tenía que defender los colores de club que representaba, siempre fue respetuoso de las instituciones y los futbolistas. En el fútbol somos muchos y nos conocemos. Sabemos quién es buena gente, quién es mala gente y quién es un docente. Él con el tiempo fue reconocido por adversarios y dirigentes. Dejó un legado como ser humano.

DA: ¿Qué significó esto para el plantel campeón de Ferro?

OG: Él desde su llegada revolucionó al club. Hubo un cambio institucional y generacional. Nos marcó a muchos de nosotros, nos revolucionó. Nos hizo entender qué era esta profesión y a quererla. Tanto como oficio como nuestro medio de vida para el presente y el futuro. Te hablaba a nivel personal y familiar, pensando en los proyectos. Nos marcaba una línea de vida después de ser futbolistas, te iba preparando para vivir. Uno fue asimilando esos consejos, y con el correr del tiempo te das cuenta que lo que nos enseñó fue muy valorable.

Oscar Garré, uno de los preferidos de Timoteo Griguol
Oscar Garré, uno de los preferidos de Timoteo Griguol

DA: ¿Tuvieron peleas con él? Era bravo…

OG: Lógico, siempre tuvimos algunas discusiones, pero que quedaban adentro del vestuario, que eran para sumar y que eran de frente a frente. Él te planteaba algunos temas que al principio no lo entendía, pero que el tiempo le terminaba dando la razón. Sobre todo esto pasaba con los más jóvenes, cuando aconsejaba qué hacer con el dinero o el cuidado personal. Al principio era chocante, pero todos lo entendimos. Nosotros en Ferro no concentrábamos, teníamos libertad, pero porque teníamos un compromiso que forjó él. Éramos responsables a nivel individual y grupal.

DA: ¿Quedó algún legado de él en el fútbol?

OG: Yo creo que todos los muchachos tienen su filosofía de trabajo y de vida. Lo que pasa es que lamentablemente los tiempos de antes no son los de ahora. Yo con Carlos estuve 14 años en Ferro, creo que es un récord. Hoy ejecutar y llevar a cabo ese tiempo que él marcó es difícil mantenerlo en el fútbol actual. Hoy los resultados están por encima de todo. Hay pocos proyectos que perduran en el tiempo.

DA: ¿Qué pensaba él del fútbol actual?

OG: Lo que yo digo es que hoy en día se está aplicando el fútbol que jugábamos nosotros en Ferro. La mayoría tienen salida desde abajo con la retención de pelota, para ver si el rival sale a presionar y se liberan los espacios. Hoy se aplica quizás con más dinámica y físico, pero hoy el fútbol actual me hace acordar al que practicábamos nosotros.

DA: ¿Por qué al Ferro de Griguol se lo maltrataba desde lo periodístico? Lo trataban de equipo defensivo…

OG: Nosotros fuimos campeones invictos con la valla menos vencida y la defensa menos abatida. Miguel Ángel Juárez fue el goleador del campeonato. Lo que ocurría era que quizás no vendíamos demasiado. Si nosotros le ganábamos a Boca, el título de los diarios era “perdió Boca”, no decían que venció Ferro. Creo que las cosas que hizo el club hasta el 87’ marcó una diferencia, más allá de si vendió o no para el afuera.

DA: ¿Hay algún club que represente ese espíritu en la actualidad?

OG: Todo depende del tiempo de trabajo. Carlos estuvo 14 años en el club. Eso te ayuda para proyectarse para Primera y de tener gente que trabaje en las divisiones inferiores. En ese entonces se iba Héctor Cúper y aparecía Sergio Vázquez, se iba Vázquez y aparecía Roberto Ayala… Hoy los tiempos a veces son egoístas, por muchas necesidades. A veces un chico tiene un campeonato bueno y tenés muchas chances de venderlo o que quede libre. A mí me vino a comprar Boca y River y Ferro no me vendió. No había una necesidad económica de vender. Hoy es distinto.

DA: ¿Qué legado le dejó Timoteo Griguol para la vida?

OG: Él me dejó que los valores de una persona y un profesional no se negocian. Si vos no tenés valores, no sirve de nada. Él nos dejó que es importante tener valores y los conceptos bien claros, porque si no te traicionas a vos mismo y a los jugadores que te están escuchando. Es lo mejor que le pudo haber dejado a una persona.

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