(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Como en aquella trágica muerte del querido "Topo" López que lloró todo el periodismo, una vez más la tragedia golpeó al diario Olé. El colega Marcelo Pagliaccio, de 32 años, falleció de manera inesperada mientras vacacionaba en Brasil. 

La noticia fue comunicada por el diario, por supuesto y luego fue replicada por decena de post de compañeros y ex compañeros de "Paglia", como le decían, cruzados por el dolor de la enorme e inesperada pérdida. 

Marcelo viajaba como parte de un tour. Había participado de una fiesta y estaba por regresar a la posada donde se alojaba en Florianópolis​, cuando algunos de sus compañeros de viaje decidieron meterse al mar durante el amanecer.

Según rezan los primeros partes médicos que llegan, Marcelo se habría desvanecido en el mar, en una zona de poca profundidad, muy cerca de la orilla. Cuando advirtieron lo que pasaba, sus amigos lo sacaron del agua y le practiraron RCP. Pareció reaccionar levemente, pero de acuerdo con los médicos, había tragado mucha agua y murió durante el traslado al hospital.

Ahora, el cónsul argentino en Brasil, Gustavo Coppa y la cónsul adjunta, Celina Cirilo, se pusieron de inmediato a disposición de la familia para ayudarlos a resolver los temas burocráticos rápidamente. Sus hermanas viajaban a Brasil este mismo jueves para repatriar el cuerpo en las próximas horas.

"Dolor y más dolor. Porque se nos fue un gran pibe. Porque tenía mucho por vivir. Porque Paglia, como lo llamábamos todos, era eso: un gran pibe. Olé está de luto", escribieron sus compañeros de trabajo en una nota y lo definen "fanático del fútbol italiano y de la Fiorentina en particular, era un potente goleador y llevaba la ironía a flor de piel".

"La desolación, el abrazo entre todos y las lágrimas tratando de aceptar que Paglia no va a estar más con nosotros para esos mates entre computadoras, esas salidas con amigos que se hizo en Olé, esas charlas de cualquier tema, esas escapadas a la Bombonera", prosigue la nota, perfilando al compañero que ya no está, escrita con el corazón.

"Las mañanas de Olé no tendrán más su humor ni sus enojos, sus risas y sus broncas, su predisposición constante. Porque ese pibe que se venía generalmente bien temprano de Derqui a Constitución a laburar todos los días se nos fue muchísimo antes de lo que debía. El dolor nos impide escribir mucho más porque estamos de luto y sólo queremos llorar", cierra Olé su despedida a su compañero de trabajo.