Boca Juniors venció esta noche a Talleres de Córdoba por 1 a 0, en La Bombonera, en un partido discreto y válido por la octava fecha del torneo de la Liga Profesional de Fútbol.

Marcos Rojo, de tiro penal, le dio la victoria al "Xeneize" en el segundo tiempo, en el que fue expulsado Rafael Pérez en la "T".

En el primer período, a los 6 minutos, Darío Benedetto marró otro penal para Boca.

Después de la eliminación de Boca en los octavos de final de la Copa Libertadores, más las tres derrotas al hilo en el torneo local y el conflicto suscitado entre el Consejo de Fútbol y los jugadores Carlos Izquierdoz, Marcos Rojo, Frank Fabra y Darío Benedetto por el reclamo de premios adeudados, los tres últimos y el arquero Agustín Rossi fueron los más aplaudidos por los hinchas.

Esa actitud del público hacia los futbolistas sucedió al anunciarse sus nombres por los altavoces del estadio al dar a conocer la formación 'Xeneize' y se repitió hacia Rossi cuando fue a ocupar el arco antes del inicio.

Por lo demostrado luego, durante el encuentro, esas 52 mil almas presentes en el estadio solo pensaron en alentar al equipo y no participar de la crisis interna entre los referentes del plantel y la secretaria de fútbol, que comanda Juan Román Riquelme como vicepresidente segundo del club.

En cuanto al cotejo, a poco de comenzado, los de la Ribera tuvieron la primera situación favorable para ponerse en ventaja, la que volvió a desperdiciar Benedetto como le sucedió en la revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores con el Corinthians de Brasil, en el mismo escenario.

Ante una carga del centrodelantero, el zaguero colombiano de Talleres Rafael Pérez en su área desvió la pelota con la mano, por lo que le fue sancionado el correspondiente tiro penal, que al ejecutarlo Benedetto se estrelló en el travesaño (6 min).

De ese modo, el atacante sumó tres penales consecutivos sin convertir: los dos ante el equipo brasileño -uno en la serie de definición- y el de esta noche.

A diferencia del apoyo de los hinchas hacia Benedetto al corear su nombre en el enfrentamiento con el conjunto paulista, esta vez no lo hicieron y continuaron alentando al equipo.

Para Boca, lo que pudo ser la ocasión de ponerse al frente y ganar en tranquilidad para predominar en el juego, fue todo lo contrario.

Los dirigidos por Hugo Ibarra fueron presa fácil de la ansiedad y el nerviosismo y no solo no encontraron una línea de juego: ni siquiera soltaron la sorpresa de alguna maniobra personal.

En eso, quizás, también influyó el nuevo esquema táctico implementado por Ibarra: 4-1-4-1, con Alan Varela delante de la defensa y Benedetto como único punta de ataque, en lugar del 4-3-3 clásico del DT anterior, Sebastián Battaglia.

Todo eso fue aprovechado por los de Córdoba, que de a poco tomaron confianza y pasaron a contar con un leve predominio en las acciones, con mayor posesión de la pelota, a lo que sumaron un par de aproximaciones peligrosas sin la resolución adecuada.

Con un desarrollo apenas discreto al igual que el primer tiempo continuó el segundo, solo que hubo otra actitud por parte de los dos equipos.

Boca tuvo dos llegadas con un remate de Benedetto apenas alto y un cabezazo de Luis Advíncula en la primera parte del complemento; mientras que los del portugués Pedro Caixinha generaron la más clara a través de un fuerte remate de Benavidez, desde 30 metros, que con esfuerzo Rossi alcanzó a desviar.

Más tarde, cuando los locales empezaban a mostrarse más incisivos con el ingreso de Exequiel Zeballos por Juan Ramírez y por la intervención del VAR volvieron a contar la chance de un tiro penal.

En el área de la 'T', Pérez le aplicó un pisotón en el pie derecho a Benedetto, cuando cargaba para definir una buena combinación colectiva, por lo que Talleres se quedó con un jugador menos por la expulsión del defensor colombiano, por doble amonestación, y con el marcador en contra por el penal convertido por Rojo, a los 34m.

El defensor boquense tomó esa responsabilidad debido a que Benedetto debió salir lesionado por la lesión sufrida en el pie diestro y porque en el entretiempo ya habían acordado entre los dos que si había otro penal lo ejecutaría Rojo, confesó el propio zaguero al finalizar el partido.

Con el aliento constante de su gente y con más actitud que juego, los locales se reencontraron con una victoria, que fue justa y que corto una racha de tres derrotas en hilera en la LPF, además de la eliminación en la Copa Libertadores -con dos empates-, con lo que recuperó la alegría.