Es probable que Tiziano Carrizo nunca haya tenido en cuenta lo que le esperaba al treparse impertinentemente a los alambrados del estadio Norberto "Tito" Tomaghello para abrazarse con su ídolo en un momento de debilidad. Sin buscarlo, el jovencito de 12 años dio una lección de vida de las que no abunda en un fútbol cada vez más crispado y sediento de violencia.

El domingo pasado Boca, sin jugar bien al fútbol, le ganó en condición de visitante a un Defensa y Justicia que se encuentra en un proceso de reestructuración. Lejos de la gesta internacional con la conquista de la Copa Sudamericana 2020 y la consecuente victoria ante Palmeiras para quedarse con la Recopa, hoy el 'Halcón' se sumerge en los últimos puestos de la tabla y le espera un recambio de entrenador, ya que Sebastián Beccacece anunció que no seguirá una vez finalizado el campeonato.

En el despreciable lenguaje barra, los hinchas tendrían los "motivos" como para amenazar a los jugadores y pedirles actitud con métodos poco convencionales. Algo como lo que pasó hace poco en Aldosivi con la quema de autos y que se advirtió con replicar en Lanús. Lejos de eso, lo que parece abundar en el equipo de Florencio Varela es la resiliencia. "En las buenas, y en las malas mucho más...", diría una de las históricas canciones que entonan los hinchas cuando el presente deportivo no es el mejor.

Lejos del clima de odio y ajuste de cuentas, Tiziano Carrizo mostró que no todos los caminos conducen a la violencia. El nene de 12 años, fana del 'Halcón', mostró en una secuencia de minutos los valores que, parece ser, todavía están vigentes en el fútbol argentino.

Antes de abrazar al joven arquero Ezequiel Unsaín, Tiziano engañó a su padre en plena popular y le dijo que necesitaba ir al baño con urgencia, justo a pocos minutos de que termine el partido y que un hasta entonces flojo Luis Vázquez encontrara el gol de la victoria tras una excelente jugada individual de Sebastián Villa. Pero el nene de 12 años jamás fue al baño y ya tenía clarísimo lo que quería hacer: conocer a su ídolo al que en todos los partidos le dedica carteles y grita por su apellido.

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Lo que seguramente Tiziano no tenía en claro es que su humilde y contenedor abrazo iba a significar un estallido total en las redes sociales. Pero además, es probable que Tiziano tampoco esté muy al tanto de que hoy son innumerables los hechos de violencia que se sufren en el fútbol argentino. El caso más sorprendente fue el de Aldosivi, pero no fue el único caso; por el contrario, cada vez son más los hechos repudiables que están relacionados con el fútbol.

Pasó en la cancha de Vélez, cuando hinchas de Talleres fueron salvajemente agredidos en la Platea Sur Alta, como también en la cancha de Luján, donde asesinaron a un joven de 18 años luego de una vioelnta emboscada barra que terminó a los tiros. En Lanús, los jugadores fueron amenazados con sufrir una quema de coches similar a la que sufrieron los futbolistas de Aldosivi si no se "levantaba cabeza".

Mientras en el imaginario popular todavía se sueña con la vuelta del público visitante a los estadios, en la realidad actual todavía no sabemos si va a ser posible mantener a los hinchas locales. Son cada vez más los casos en los que las internas barras se terminan trasladando a las tribunas o que, simplemente, se producen hechos de violencia entre los propios hinchas por discrepancias futbolísticas.

Tweet de Defensa y Justicia

A pesar de que su equipo esté en los últimos puestos en la tabla de posiciones, Tiziano no dudó en ir y abrazar a un arquero que también supo darle muchas alegrías. Unsaín fue uno de los principales jugadores que se quedó con el sabor amargo de la derrota, sobretodo porque Boca atacó pocas veces y no mostró superioridad en la cancha. A eso se le suma que la definición de Vázquez no fue buena, por lo cual habrá imaginado que quizás hubiese podido haber hecho algo más para frenar esa acción.

Tiziano pasa sus días más felices en Varela. Lo respalda una familia trabajadora, de esas que luchan para llegar a fin de mes y que no siempre pueden cumplir con todos los caprichos. Daniel, su padre, también socio del 'Halcón', lo lleva todos los fines de semana a la cancha. Él ya había recibido la anticipación de que Tiziano se iba a meter en la cancha, pero no creía que su hijo fuese a animarse a tamaño desafío como es treparse en un alambrado. "Me dijo que iba a cumplir su sueño", contaba en declaraciones radiales, en el marco de Día de las Infancias.

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El arquero de Defensa y Justicia, luego de estallar en el campo de juego y mostrarse rendido por el contexto, se encontró con un abrazo que lo invitó a seguir adelante. Tiziano no pidió nada a cambio, y menos en ese contexto de enojos y tristeza por la derrota. El joven fana del 'Halcón' fue a brindar amor incondicional y a dar un empujón, de esos en los que muchas veces hacen falta. Como si tuviese décadas de vida transitadas, le dijo a Unsaín: "En el fútbol se gana y se pierde".

Con un simple gesto, Tiziano Carrizo dio un mensaje a la sociedad que todavía no deja de reproducirse por todos los medios de comunicación. Una invitación a pensar si realmente está bien que en el fútbol argentino la violencia pase desapercibida por los dirigentes, organismos de seguridad y funcionarios políticos. Argentina necesita menos barras y más Tizianos Carrizos para salir adelante.