Una orquesta de músicos de la favela Rocinha fue la encargada de abrir el set musical en la ceremonia previa de la final de la Copa Libertadores, que encendió a la multitud presente en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

A lo largo de esos minutos, los músicos de la favela tocaron clásicos de Fito Páez, Charly García, de cumbia argentina, de música brasileña, pagode y fonk carioca, además del samba. Toda la coreografía estuvo a cargo de bailarines de las escolas ligadas a Fluminense.

El músico carioca Ferrugem continuó con una canción invitando a cantar a los tricolores locales y luego sonaron los acordes de Yerba Brava, banda de cumbia villera, de zona norte del Gran Buenos Aires, uno de los preferidos del vicepresidente de Boca, Juan Román Riquelme.

El "Dale, dale Bo..." de Yerba Brava atronaba en el Maracaná y abrió un duelo con Ferrugem que cantó otra canción de su equipo, cuyos hinchas sacudían miles de banderas tricolores, hasta los escudos de ambos equipos quedaron sobre el campo de juego.

Para el final primo la pasión latina, ya que ambas hinchadas se trenzaron en un rico duelo de cánticos, mostrando el verdadero color del fútbol en Sudamérica, la región más futbolera del planeta.