(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El camino forjado por las autoridades de la Superliga para reducir la violencia en el fútbol argentino sufrió un retroceso lamentable que tiene nombre propio: Brian Sarmiento. 

Doble Amarilla puede confirmar que la entidad que preside Mariano Elizondo recibió decenas de llamadas durante la semana para que el protocolo de salida conjunta, saludo mundialista y buenos valores quedara reducido a cenizas en el clásico rosarino ¿Quiénes estaban del otro lado del teléfono? Los dirigentes de Rosario Central.

La Comisión Directiva que encabeza Raúl Broglia argumenta que es muy peligroso que ambos planteles compartan actividades en la cancha en la previa al partido ¿La razón? El enganche de Newell's.

Desde Central sostienen que no solo los referentes del equipo que ahora dirige Leonardo Fernández, sino todos los integrante del plantel “están podridos” de Sarmiento por efecto acumulación: su comportamiento contra Central cuando jugaba en Banfield, el haberse burlado de Javier Pinola durante el triunfo de Newell’s ante River y la más reciente: el ninguneo a Fernando Zampedri, actual goleador “canalla”.

“Se lo quieren comer crudo, no vale la pena todo el protocolo”, sostuvo uno de los principales dirigentes de Central, que incluso detalló que varios de los jugadores no están dispuestos a saludar al mediático futbolista y que eso puede dañar la imagen de la Superliga. Aseguran, incluso, que Sarmiento puede desatar focos de violencia tanto dentro como fuera del campo porque “es un provocador” capaz de “hacer cualquier gesto que enoje a la gente”.

La Superliga al menos pudo mantener el ciclo de conferencias y los clubes estuvieron representados por Paulo Ferrari y Luciano Pocrnjic, además de Ricardo Carloni, vicepresidente de Central, y Juan José Concina, secretario de Newell’s, pero los buenos ejemplos previstos para el domingo están bailando en la cornisa.

No es la primera vez que Sarmiento cae en el radar de conducta de la Superliga. El futbolista tiene un patrón: sus actitudes, al comienzo, parecen ser del agrado de sus compañeros, pero luego les resulta “insoportable”, como remarcan desde Banfield y desde su actual club. Y, sobre todo, cae mal en sus rivales. Talento en cuentagotas y sobreexposición mediática.