Sin dudas las lágrimas y la impotencia marcaron la tarde-noche sanjuanina tras la temprana eliminación de la Selección Argentina del Mundial Sub 20 tras la derrota ante Nigeria, porque la ilusión de la séptima corona en este torneo estaba encendida y parecía tener cimientos fuertes. Sin embargo, luego del análisis futbolístico hay una conclusión que va más allá de un resultado y es que este torneo en casa ratificó que la comunión entre el público y la camiseta albiceleste vive una comunión y un estado de gracia único.

Tanto en San Juan como en Santiago del Estero, así como también en el predio ‘Lionel Andrés Messi’ antes de comenzar el torneo, se vivió una verdadera fiesta y celebración además de un acercamiento genuino entre los hinchas y estos jugadores de menos de 20 años.

Sin dudas, la estela de la tercera corona lograda en Qatar con Lionel Messi como guía sumado a los títulos de la Copa América y Finalíssima contribuyeron a generar este lazo afectivo fuerte entre un plantel que representa los colores celeste y blanco con su público.

Como señaló Javier Mascherano en conferencia de prensa post derrota ante Nigeria y ratificó Claudio ‘Chiqui’ Tapia luego en su posteo el proyecto de las selecciones argentinas, y en especial el de juveniles, va mucho más allá de un triunfo o una derrota.

Tweet de Chiqui Tapia

El gran desafío será ahora como lo fue en la victoria y felicidad por los títulos obtenidos con la Mayor no marearse y mantener el famoso proyecto del que tanto se habla pero que es tan difícil de ratificar en los hechos. Esta AFA parece decidida en llevarlo adelante y dar vuelta la decisión de ‘Masche’ tras el Sudamericano fue una muestra de ello.

Es más, ahora hay que profundizar las líneas de trabajo comenzadas y seguir con la captación de los ‘europibes’ en el 'Viejo Continente' y ampliar las redes a Norteamérica en una visión amplia que también incluya a las ‘chicas’ argentinas que viven en el extranjero pero que sienten la camiseta albiceleste.

Del vestuario con lágrimas al hotel del reconocimiento

No es común el aplauso del público en una eliminación en octavos de final de un Mundial para una selección argentina y esta Sub 20 lo logró porque envuelto en lágrimas los hinchas que poblaron el estadio San Juan del Bicentenario despidieron a los pibes con aplausos y cánticos.

Si bien los chicos envueltos en impotencia y llanto sólo apelaron a saludar y, luego en zona mixta, volvieron a pasear su bronca y rabia en silencio para buscar rápidamente otra vez el vestuario para el desahogo conjunto, con el correr de las horas podrán valorar esa palmada ‘paternal’ que le brindó el público argentino tanto en el estadio como luego en su regreso al hotel.

Tweet de TyC Sports

Las últimas postales de la noche del adiós

Tras el pitazo final del árbitro sueco Glenn Nyberg, los futbolistas nigerianos optaron por mezclar sus festjos con repudiables gestos a las cámaras, mientras que la primeras imágenes de los futbolistas argentinos fueron un Valentín ‘Colo’ Barco que se retiraba consolado por Luciano Nakis, un capitán Agustín Giay que levantaba sus dos manos pidiendo perdón y un Juan Gauto envuelto en lágrimas con cara de desconcierto.

Luego de salir eyectados del campo de juego, las normas FIFA para un Mundial marcaban el paso obligatorio por la zona mixta donde los nigeriano llevaron su alegría con cánticos y bailes en primer lugar y luego los jugadores argentinos desfilaron sin hacer declaraciones y visiblemente compungidos. 

El único que volvió a tomar la palabra como en el campo de juego fue el ‘Jefecito’ Javier Mascherano que estuvo 38 minutos tomando la posta del grupo en la derrota y explicando sus sensaciones de esta temprana eliminación.

Casi una hora después de finalizado el encuentro, el plantel dejó el estadio San Juan del Bicentenario y con angustia se subieron al micro para recorrer los 8,3 kilómetros que los separaba de su hotel. 

Tweet de TyC Sports

El descenso del micro fue con la mirada perdida y buscando respuestas a una derrota que significó el adiós al sueño de la séptima corona pero que no opacó el cariño recibido en Ezeiza, Santiago del Estero y San Juan, además de la ratificación que la Selección Argentina tiene mucho futuro con jóvenes que viven y sienten el camiseta celeste y blanca.