Cada partido de la Selección Argentina se volvió una perenigración hacia la Tierra Santa del Fútbol en busca del milagro que corte la racha de 36 años sin títulos, desde la épica consagración en México de la mano de un inolvidable Diego Armando Maradona.

Allí llegaron ellas a Qatar, por ejemplo, con sus camisetas de lentejuelas. La manija por el fútbol llegó a tal punto que una ellas le canceló un viaje a México para venirse a otras playas. Una donde la marea es Argentina.

O esa multitud que se reunió en las inmediaciones del Estadio para cantarle al mundo que se volvieron a ilusionar y que quieren nuevamente la Copa del Mundo en la tierra de "Diego y Lionel". Probablemente la banda de sonido con la que será recordado este Mundial en el tiempo.

Los fieles siguen ahí, como en cada misa que ha tenido esta edición de la Copa del Mundo. Y llaman la atención de absolutamente todo aquel que no sea de estas tierras. Porque cantan, bailan, celebran pertenecer a una Caravana de la fe que va por Australia pero que quiere soñar con volver a enfrentar a Países Bajos, como pasó en 2014 por última vez.

Son los creyentes. Los que siguen cada paso de la ‘Scaloneta’ en la búsqueda de encontrarse todos juntos en Lusail, el próximo 18 de diciembre y conseguir esa tercera estrella que tanto tiempo se resiste a bordarse en el manto sagrado.