(Desde Kazán, Rusia) La primera pregunta de la conferencia de prensa de Jorge Sampaoli era cantada y tenía que ver justamente con su continuidad o no al frente del Seleccionado argentino. La respuesta no fue evasiva: “no evalúo dar un paso al costado”, lanzó sin dudarlo el entrenador. ¿Cuánto hay de verdad, cuánto de evitar dar una respuesta en caliente y cuánto de especulación?

El ciclo del seleccionador tenía una fecha de vencimiento tácitamente consensuada entre todos: tras la Copa del Mundo iba a dejar el cargo. La kilométrica relación con los jugadores, una idea de juego que nunca llegó y un equipo de trabajo que no estuvo a la altura son los argumentos para la no continuidad. El tema es cuándo esa separación se va a convertir en divorcio.

En la última semana Sampaoli se dedicó de dejar trascender desde su entorno que no iba a poner trabas para su salida. En tanto, a sus más cercanos les dijo que no veía horizonte en la nacional. Según, el propio entrenador no tiene conocimiento de las cláusulas millonarias que debería pagar AFA en caso de despedirlo antes de la Copa América de 2019 y que sólo del contrato conoce sus sueldos y los del cuerpo técnico, pero que no va a pedir ninguna penalidad en caso que haya una ruptura unilateral del vínculo.

En la vereda de enfrente, Claudio Tapia no es de tomar decisiones en caliente, pero se sabe que en su cabeza hay una idea de cambio. Seguramente en Viamonte prefieren una dimisión del DT, pero, en estas horas, creen que eso es difícil que ocurra por lo cual van a tener que buscar nuevas alternativas de resolución antes de encarar un nuevo proyecto. 

Acá es donde empieza a jugar la política y el liderazgo. Hoy el villano número uno de la película es Jorge Sampaoli y cualquier decisión fuerte que tome el presidente de AFA sobre el seleccionador puede generar empatía con el hincha. Pero, si se elige ese camino, debe ser rápido, no pueden pasar muchas hojas del calendario. Otra opción es iniciar un operativo desgaste para que Sampaoli termine dimitiendo asediado por los medios y la opinión pública. Para esta jugada la clave es que, hasta octubre, Argentina no jugará (salvo amistosos en ese mes) ningún encuentro trascendente en lo que queda de 2018. Su próximo gran desafío es la Copa América de Brasil 2019 y luego las eliminatorias.  Eso le daría a Tapia tiempo para armar un proyecto superador con un técnico nuevo y pensando en Qatar 2022. Sin embargo, esta alternativa luce bastante riesgosa.

Mientras tanto, su representante, Fernando Baredes, ya inició negociaciones y tienen un precontrato firmado con Chicago Fires (equipo de la MLS) para que siga su carrera en el fútbol estadounidense. En los próximos días debe decidir si finalmente se va hacia el norte.

Sea en una semana o se espere un año, el ciclo Sampaoli está terminado. Tampoco se ven indicios de recomposición entre el grupo (que va a sufrir varios renunciamientos) y el entrenador, por lo que el DT no tiene mucho desde donde agarrarse para proyectar. Encima el desconcierto de Sampaoli terminó hundiendo a ese mismo lodo al capitán, quien (salvo ante Ecuador) jamás brilló en su era. En AFA hay una idea clara, quieren que Messi siga y proyectar el rumbo a Qatar. Para eso, saben que tiene que ser un proyecto refundacional desde los futbolístico para aprovechar esa última gran chance con el astro en cancha.