Una vez terminado el partido en Moscú, y al momento de hacer las evaluaciones del caso, el puntaje de los argentinos que vieron acción en el encuentro resulta clave para entender como fue el desempeño del Seleccionado. 

Caballero: 4. No ofreció seguridad. Arriesgó innecesariamente con el pie, su aparente fortaleza, y casi lo paga carísimo. Sus mejores intervenciones acarrearon el lastre del rebote. Tampoco estuvo fino en el juego aéreo y en cómo caminó el área.

Salvio: 4. Imposible separarlo del contexto, de la idea de Sampaoli. Cumplió una función ajena a su naturaleza. En la faceta ofensiva no supo convivir con Meza. No supo cuándo provocar el dos contra uno ni reconoció los tiempos para pasar sin pelota. Se repitió por afuera. Jamás ensayó una diagonal. En defensa, sufrió por esa falta de costumbre. Se enamoró de la pelota y su espalda fue ganada fácilmente, tanto al espacio como en la cobertura aérea.

Otamendi: 5. Durante el primer tiempo alternó un déficit marcado en anticipar y controlar a Finnbogason con ganar reiterada pero no acertadamente en el área rival. Mejoró ostensiblemente en el ST, cuando el equipo cortó distancia entre líneas. Le costó conducir con criterio por la poquísima movilidad de los receptores.

Rojo: 5. Partido muy similar al de Otamendi. Sufrió en el primer tiempo y mejoró en el complemento. Se lo notó falto de velocidad.

Tagliafico: 5.50. Comenzó con dudas en la marca, desatento a la pelota cruzada. Luego, se estabilizó y cumplió, pero no supo ser complemento del compañero que tuvo por delante. Con Di María no tuvo tanta responsabilidad y hasta alguna vez ensayó la diagonal sin pelota al punto penal. Con Pavón tuvo un déficit marcado. Nunca lo acompañó ni le pasó. Lo obligó a ir siempre mano a mano con el rival quitándole un arma fundamental como la media distancia. Tuvo un buen partido en el juego aéreo.

Biglia: 3. El punto más flojo de la selección. En parte por el diseño del entrenador, en parte por sus propias decisiones. No apareció ni en las fotos de ataque ni en las defensa. Distribuyó mal. No interrumpió juego ni conectó líneas. No tiene el kit de características ideales para la función. Juega en 20 metros y Argentina, no solo Messi, precisa de mediocampistas que pisen el área rival y tengan relación con el gol.

Mascherano: 6. El jugador más parejo de Argentina sin hacer un gran partido. El que más recuperó, aún con exceso de faltas, y el único que encontró a Messi saltando líneas, con dos pelotas profundas al área de Islandia. 

Meza: 5.50. Otro que padeció el diseño del entrenador. La empatía con Messi se vio poco y nada porque generalmente estuvo alejado del jugador de Barcelona. Salvio no supo comprenderlo. Mostró personalidad y fue rebelde en el ST a partir de ensayar diagonales ante un equipo sumamente previsible en su posesión.

Messi: 4. Uno de sus peores partidos en la selección y no por el recurso fetiche y facilista de anclar en su personalidad cuando las cosas no le salen. Hoy, Messi tuvo problemas en la lectura de juego más allá de cómo decidió rodearlo Sampaoli. Apostó innecesariamente por comenzar las jugadas muy cerca del círculo central durante todo el PT, sin contemplar que Islandia reforzaba los laterales y su clásico pase a Jordi Alba hoy no tenía réplica porque el rival siempre imponía superioridad numérica. En el ST exageró el unipersonal. Se movió demasiado por el eje central aún con Agüero e Higuaín en cancha en lugar de impulsar el uno contra uno desde el sector derecho. El penal es un error, pero también un detalle. Maradona falló contra Yugoslavia en 1990. También erraron Platini o Zico en Copas del Mundo. El próximo partido será una prueba de reacción para uno de los mejores jugadores de la historia.

Di María: 4. Irresoluto, repetitivo, mecánico. No combinó bien con Tagliafico, jamás cerró correctamente el ataque cuando la jugada venía del lado opuesto, no recurrió adecuadamente  a la media distancia y en el primer tiempo tampoco cumplió correctamente con el retroceso. Corrió mucho, pero mal. Casi siempre en línea recta. Lo hubiera favorecido jugar con perfil invertido.

Agüero: 6. Condenado a la soledad por diseño, transformó una moneda perdida en un lingote de oro y le dio la ventaja a Argentina. Sus buenos movimientos para salir del área chocaron contra la falta de imaginación de sus compañeros y el planteo del entrenador. Convirtió su primer gol en una Copa del Mundo. Se lo vio bien físicamente, chocando y ganando en el área ante una defensa que se caracteriza por su prepotencia y rigor.

Banega: entró por Biglia, el de piso más bajo, y enseguida dio una sensación de mejora. Imposible soslayar ese contexto, pero también imposible ignorar que al menos toco y pasó, que intentó de media distancia y que fue un par de veces hasta el punto penal.

Pavón: no le pesó el debut. Encaró, casi provoca un penal, desbordó y lanzó centros de zurda. Le faltó colaboración de Tagliafico para intentar el remate al arco previo amago. Tuvo un centro-tiro a puerta que desactivó brillantemente Halldórsson. Merecía más minutos.

Higuaín: Otro que por contexto merecía más minutos. Entró cuando Islandia había transformado dos bloques en La Muralla China. Se movió e intentó jugar simple. Con él, Agüero y Messi en cancha desde el arranque, Argentina jamás perdió un partido, pero desde la ida de Sabella solamente jugaron 40 minutos en la derrota 0-3 contra Brasil y el puñado de minutos de hoy. Debe ser una alternativa a mano, no un manotazo de ahogado.