El 19 de mayo de 2016, Boca se enfrentaba a Nacional de Uruguay en la Bombonera y en ese partido estaba Maximiliano Germán Oetinger, buscado por la justicia de San Martín por un secuestro. El barra logró escapar y en una causa judicial se plasmó que eso había sido gracias a la ayuda de líderes e integrantes de La Boca. Sin embargo, al llegar a la etapa de juicio y tras la profundización de un tramo de la investigación, la jueza federal Sabrina Namer decidió sobreseer a Rafael Di Zeo, Mauro Martín y a otros diez barras de la acusación de “encubrimiento agravado”.

La decisión de la magistrada se dio en línea con el pedido de sobreseimiento que hizo el fiscal Marcelo Colombo en noviembre del año pasado. Además de Di Zeo y Martín, se sobreseyó sin llegar a realizar el debate a Eduardo Alberto Tripodi, Carlos Sebastián Maciel, Luis Cesar Arrieta, Gustavo Alberto Iglesias, Ariel Maximiliano Pinazzi, Christian Leonardo Roblero, Carlos Cristian Santa Cruz, Antonio Orlando Viñales, Miguel Angel De Santi y Eduardo Elías Aballay.

¿Por qué se avanzó con un sobreseimiento sin realizar juicio? En la causa se realizó una “instrucción suplementaria”, lo que se realiza para profundizar algunas cuestiones que quedaron irresueltas y se hace antes de empezar el juicio, como para tener esos elementos en el debate.

En base a eso, el fiscal Colombo consideró que la prueba incorporada no le permitía sostener la acusación contra los implicados en la causa. Destacó una serie de filmaciones donde se ve a Guillermo Bunetta -un barra ya fallecido- hablando con Maximiliano Germán Oetinger pero donde no se refleja ninguna otra charla más. “En los videos se vio a un grupo importante de gente retirándose de la cancha con el partido terminado, con Oetinger formando parte de un grupo enorme y este accionar, en términos de participación objetiva, no es suficiente para asignar a los imputados un rol de encubridor o participación”, consideró la fiscalía.

Al momento de analizar la postura, la jueza analizó los argumentos que dio el fiscal. “En definitiva, las filmaciones dan cuenta de la presencia de Oetinger en la popular de Boca Juniors, junto con hinchas de futbol, muchos de ellos son los integrantes de lo que se conoce como la “barra brava” de Boca juniors mirando el partido y festejando los logros de su equipo. Se le acerca una persona -Bunetta- que mantiene una conversación con él, cuyo contenido obviamente desconocemos y ambos miran el celular. Luego de ello, Oetinger sale de la tribuna para ir al pasillo a hablar por teléfono, vuelve a la popular, se lo vuelve a identificar con ropa distinta a la que tenía en un primer momento, y se queda allí con el mismo grupo hasta la finalización del partido”, explicó primero.

“Aparentemente hubo dos cuestiones que llamaron la atención al personal policial, una fue que la salida de la ‘barra brava’ de Boca no se hizo por la puerta que habitualmente usan y la otra la identificación de “señales” de uno de los imputados hacia el resto. A excepción del cambio de vestimenta, que es un elemento que llama la atención y que puede hacer presumir que Oetinger quería pasar desapercibido o no ser reconocido por las cámaras y por el personal policial que las operaba, tal como sostuvo el Fiscal General, no puede identificarse ninguna conducta sospechosa por parte de los aquí imputados”, señaló la magistrada.

“Dicho más claramente no puede identificarse ninguna conducta fuera de lo normal en los imputados que salen de la cancha junto con los restantes hinchas de Boca Juniors que fueron a ver el partido. En los gestos y gritos que se ven en las filmaciones no hay ninguna evidencia de conducta sospechosa o criminal”, recalcó la jueza.

“En los videos se lo ve a Oetinger recibiendo llamadas, en las que supuestamente habría sido advertido que lo estaban buscando, pero ninguna de ellas se realizó con los teléfonos de los imputados”, marcó en otro de los fragmentos la jueza. En la causa, se hizo el entrecruzamiento entre el celular del barra buscado y los teléfonos que usaban los imputados (algunos de ellos tenían hasta más de uno) y no se registraron llamadas.

“En definitiva, no existe ninguna evidencia tangible en los videos, en las intervenciones telefónicas o en las declaraciones testimoniales que den cuenta de la existencia de un plan o necesario conocimiento por parte de todos los imputados de que estaban auxiliando a Oetinger. En ese sentido, no puedo dejar de mencionar que tampoco surge acreditado de ninguna manera que los imputados conocieran la existencia de la orden de detención dispuesta por el Juzgado de San Martin, ni su intención de evadirla o de prestarle la ayuda necesaria a Oetinger para impedir su aprehensión. Si tal acuerdo existió entre los protagonistas es una circunstancia que no fue probada, con la certeza que esta etapa procesal requiere”, cerró la jueza.

No obstante esta buena noticia que le permitiría regresar a la cancha, a Di Zeo le queda todavía otro escollo, una causa por el enfrentamiento entre dos facciones de barra de Boca en julio de 2013 en las inmediaciones del estadio de San Lorenzo de Almagro. En esa causa, el fiscal Aldo de la Fuente pidió cuatro años de prisión por la “instigación a la formación de grupos destinados a cometer delitos en el marco de un espectáculo deportivo”. Ese delito está previsto en la ley 23.184 que establece el régimen penal y contravencional para actos de violencia en el fútbol. En su artículo cinco, establece pena de prisión para aquella persona que "instigare, promoviere o facilitare de cualquier modo, la formación de grupos destinados a cometer alguno de los delitos" que están previstos en la norma.

En este juicio, el fiscal solicitó que se lo inhabilite para concurrir a 1000 metros a la redonda de una cancha de fútbol durante la celebración de un partido.