(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) De estar a las puertas de la máxima gloria, a estar en un vuelo con turbulencias. Así pasó Lanús. En solo dos meses pasó de tener la Copa Libertadores al alcance de la mano a no lograr tener estabilidad interna, algo que se ve reflejada en el fútbol. 

Las salidas de Maxi Velázquez y José Sand, sumado a las de Braghieri y Monetti, la no llegada de refuerzos y el cambio de DT ponen a Lanús en una posición incómoda. Tiene que acomodarse de la mejor manera luego de haber tomado riesgos mayúsculos para apostar el todo por el todo por la gloria deportiva. Estuvo cerca, pero ahora debe acomodarse. 

En el partido ante Patronato, hubo manifestaciones de la gente en contra de Nicolás Russo, el presidente del club, que pasó de ser considerado uno de los mejores dirigentes del fútbol argentino a ser cuestionado en su pago chico. Se sabe que en Lanús hay dos vertientes internas. El ‘Russismo’ y el ‘Maronismo’. La alternancia en el poder y el pacto de no interferir en la gestión uno del otro, son el contenido de la máscara que indica que hay unidad en el club. 

Periodistas de peso dentro del club ya no ocultan que la grieta interna, existe. Incluso, se habla de “trabajo en conjunto dentro de las oficinas”. Por lo menos, es curioso. Nadie pensaba en esto hace algunos meses. Y a la luz de las manifestaciones de los medios locales, pareciera que empieza haber internas en el día a día. 

La gente ya parece no tener mucha paciencia ni crédito con la dirigencia. Le endilgan la falta de refuerzos ante una serie de constantes superávits en los balances. Y la última, el estado del campo de juego del Néstor Díaz Pérez no fue el mejor. Eso también le criticaron a ‘Nicola’ en las redes. Claramente, de la casi gloria a estar cuestionado en dos meses. Y el año, recién empieza.