(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Se respetan, diplomáticamente, pero se miran constantemente de reojo y con recelo. Una distancia kilométrica separa al presidente de la Nación (y ex de Boca), Mauricio Macri, del presidente de River, Rodolfo D’Onofrio. Las diferencia no tienen que ver solamente con los colores futbolísticos de cada uno, sino que tiene que ver también concepciones políticas y hasta de vida muy diferentes.

Las diferencias no excluyen puntos de encuentro y es por eso que el jueves pasado, según informó el diario La Nación, se lo vio a Rodolfo D´Onofrio ingresar a Casa Rosada para reunirse con el primer mandatario. El encuentro fue ratificado con algunas precisiones más a DOBLE AMARILLA, tanto por fuentes de Presidencia de la Nación como por fuentes del entorno del riverplatense. 

El encuentro llamó la atención en la arena de la política nacional y de la redonda. Es sabido que Macri ve claramente a D’Onofrio como un adversario en ambos terrenos. En el terreno de la política, siempre vio peligroso que al presidente de River se le ocurra jugar abiertamente en algún bando rival. Si bien esa alternativa a medida que pasa el tiempo parece apagarse, tampoco quiere a D’Onofrio demasiado cerca de Marcelo Tinelli o de Matías Lammens, quienes aún sueñan con liderar diversos proyectos para enfrentar al macrismo. ¿La charla tuvo que ver con la política? Desde ambos lados lo desmienten.

El otro punto que los enfrenta a ambos es el fútbol. No fueron presidentes de Boca y River de manera contemporánea, pero sí al de Núñez le quedó bien claro que Macri jugó fuerte para que Marcelo Tinelli (en alianza con D’Onofrio) no llegara a ocupar el sillón que hoy tiene Claudio “Chiqui” Tapia. El presidente de la Nación bendijo la sociedad Tapia-Angelici con el único objetivo de evitar que Tinelli-D’Onofrio tomaran control de la Asociación del Fútbol Argentino. Como ya se ha contado, Macri ve en el conductor televisivo un peligroso espejo y quizo evitar que el fútbol fuera la puerta grande de entrada del vice de San Lorenzo a la política. Desde ese momento, la distancia entre el de River y el de Boca se extendió varios kilómetros más. 

Desde Gobierno, dejan trascender que la reunión fue precisamente para hablar de la actualidad del fútbol argentino y que hasta estuvo arriba de la mesa el paso en falso de la Selección en Rusia. Flaco favor le hacen a un Presidente en momentos en el que el fútbol ni debería figurar en la agenda presidencial. Curioso y raro. Además, es sabido que entre ambos hay una fractura total respecto a la visión de negocio, principalmente en un tema medular como son las Sociedades Anónimas Deportivas. Mientras el Presidente es el primer impulsor, D’Onofrio personalmente se opone rotundamente a que capitales privados controlen los clubes. Tampoco tienen visiones compartidas respecto a la actual conducción de la Asociación del futbol Argentino. El de River es crítico de Tapia, pero es impensado hoy cualquier acercamiento mirando hacia Viamonte, menos aún con un Angelici que no tiene el peso que tenía antes en Balcarce 50, pero siempre vigente para estos menesteres.  

Desde el entorno de D’Onofrio, niegan que la charla haya girado en torno al fútbol y aseguran que la visita a Gobierno fue por cuestiones más bien personales. El encuentro no dejó de encender las alarmas y llamar la atención tanto de la rosca política como de la futbolera.