El positivo de Damián Musto puso nuevamente el ojo sobre la Organización Nacional Antidopaje (Onad), organismo supuestamente autónomo de la Secretaría de Deportes, y sus muestras en los últimos dos años. Los casos de OxaB12 de 2016 pusieron en el ojo de la tormenta el cambio que se realizó desde fines del año anterior en los controles de doping, que dejaron de estar en la órbita de cada asociación -en el caso del fútbol corresponde a la AFA- para pasar a ser potestad del nuevo organismo específico: la Organización Nacional Antidopaje.

La necesidad de mandar las muestras a los laboratorios acreditados por la WADA (ente rector mundial en la lucha contra el doping) en reemplazo del histórico del Cenard, generó que los controles adquieran una especificidad que requirió una capacitación a los médicos de los planteles durante el segundo semestre de 2016.

No obstante, cuando surgieron los positivos de OxaB12 algunos dirigentes se animaron a elevar la voz (obviamente que siempre en off) y decir que los positivos se podían duplicar por dos y hasta por tres por este cambio. Pero hubo una decisión de hacer un paréntesis y arrancar nuevamente en 2017 con otra conducción con la retirada de Agustina De Giovanni y la llegada de Diego Grippo.

Sin embargo, el doping positivo de Musto que data de un partido del 20 de junio entre Rosario Central y Talleres de Córdoba, marca una alerta por la cantidad de días que pasaron para su notificación -el 29 de diciembre-.

Laboratorios de Colombia, Madrid, París, Los Ángeles, Munich y hasta Río de Janeiro recibieron muestras de equipos argentinos en estos últimos dos años y, si bien responden a los criterios WADA, los médicos de los planteles argentinos esgrimen que los resultados pueden ser disímiles, de acuerdo al laboratorio que hace la prueba.

En este escenario, la AFA a través de su vocero Daniel Ferreiro desligó responsabilidades y las cargó todas sobre la Secretaría de Deportes y la Onad. Pero la entidad que rige los destinos del fútbol argentino paga por los análisis y debería velar para que el fútbol esté lo más alejado del doping posible.

Es más, la FIFA -históricamente enfrentada con la WADA- a través de sus representantes para Sudamérica ya buscó interiorizarse de la situación del fútbol argentino y, si bien no hubo notificación oficial, hizo todo lo posible para que la AFA sepa que está detrás del tema.