(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El común del público se detiene en cuándo volverá a rodar la pelota, en la clasificación a las copas o en la definición de los títulos, pero en el mundo del fútbol, se está jugando otra cosa. La situación generalizada, en el país y en el mundo, hace que la industria esté paralizada, los puestos laborales de miles de trabajadores en riesgo y el futuro de las instituciones como tales (asociaciones civiles sin fines de lucro) en juego. 

Las negociaciones por el pago de los contratos de los jugadores quedaron truncas por la postura inflexible del gremio. Sergio Marchi se negó a aceptar una quita del 20% y un tope cercano a los $250 mil. Eso le habían propuesto desde la dirigencia, a cambio de sostener todos los contratos de los jugadores, mínimo, hasta diciembre. Marchi no quiso, y en encuentros virtuales con los jugadores, fogoneó un reclamo generalizado de cada plantel ante sus dirigentes por las deudas. 

Ahora, cabe preguntarse ¿es correcto lo que hace la gremial? En un contexto normal, el afiliado se acerca a FAA y pide asesoramiento por una deuda u otro conflicto con su empleador (los clubes). Agremiados pasa el tema a la oficina de legales y desde ese sector, le brindan una respuesta al futbolista. Lo asesoran, le entregan las herramientas necesarias y se debería buscar un arreglo que beneficie al jugador en un corto plazo, siempre que se pueda, evitando la judicialización del asunto. 

En Agremiados, según afirman diversos protagonistas, el camino es parecido, pero no igual. Ante un problema, varios jugadores han señalado que el gremio mediante su oficina de legales los asesora y les comenta que la mejor opción es iniciar acciones judiciales. Acto seguido, le sugieren al futbolista, que elija como representante (de manera independiente) al Estudio de José Confalonieri. ¿De quién se trata? Confalonieri es el abogado del sindicato, el apoderado del gremio y amigo personal de Sergio Marchi y buena parte de la cúpula gremial. Con este mecanismo, Confalonieri se erige como el representante legal de los jugadores en los conflictos individuales con los clubes y al final de los litigios, cobra jugosas sumas de dinero en concepto de honorarios (termina embolsando el 40% del monto efectivamente cobrado: 20% lo percibe del club y otro 20% se lo cobra al jugador). 

Así montada, la mecánica del juicio en Agremiados, luce casi perfecta. “Confalonieri hace abuso de su posición. Es el carancho del fútbol”, señala un dirigente del fútbol argentino que conoce el formato de lo que en el ambiente dirigencial la llaman “la industria del juicio de Agremiados”. Así, Confalonieri y sus socios son los únicos que ganan: los jugadores cobran tarde, los hinchas ven mansillada la imagen de sus ídolos y los dirigentes ven acumular juicios, herramienta discursiva utilizada por las oposiciones o críticos en cada club.   

“El gremio los quiere llevar al reclamo porque saben que si se va a juicio, todos van a ser representados por Confalonieri”, apuntan desde un club con conflictos con el sindicato. Más tarde, o más temprano, el abogado que represente a los jugadores, cobrará sus honorarios, mientras a su vez mantiene un vínculo de representación con el sindicato. No son pocos los dirigentes que señalan que este enfrentamiento de Marchi con los directivos, tiene que ver con que el propio líder sindical está viendo que sus días al frente de FAA van llegando a su fin y quiere asegurarse para una persona de estrecho vínculo y mano derecha, una suma millonaria en concepto de honorarios a cobrar en un futuro, cuando todo este período de aislamiento y pandemia haya pasado y la pelota vuelva a rodar, llevándose la mirada de todos.