A principio de año el Gobierno soñaba con el 14 de julio, y en especial con el 16, como punto de partida de un relanzamiento de cara a las elecciones de 2019 en medio del habitual contexto de fuera de foco político que genera siempre un Mundial. Para esta fecha de la semana, Mauricio Macri debería haber cumplido con un calendario futbolero-político que incluía al amistoso con Israel, el partido inaugural de la Copa del Mundo y al menos haber estado presente en el estadio del Spartak durante el empate entre la Argentina e Islandia. Sin embargo, el tarifazo, los cimbronazos económicos y dos devaluaciones bruscas en dos meses obligaron al primer mandatario a cancelar su viaje a Rusia.

Pese a este contexto, hasta el jueves, aquí en Moscú estaba preparado el protocolo por si el Presidente llegaba a venir, algo que por los nuevos problemas domésticos no ocurrió.

Cuando Mauricio Macri suspendió su periplo a Rusia, desde la Casa Rosada se pidió a los funcionarios de primera y segunda línea o con alta exposición que no viajen a la Copa del Mundo. Hubo ministros que tuvieron que cancelar paquetes con estadías de 10 días por la decisión presidencial, según pudo saber Doble Amarilla.

Arribas tomando una foto en la previa del partido
Arribas tomando una foto en la previa del partido

Sólo hubo dos funcionarios habilitados a venir a Rusia. Uno es Fernando Marín, secretario de prensa se Turismo y presidente de la mesa que coordina a candidatura del Mundial 2030. Y el otro es Guillermo Madero, el Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos del Ministerio de Seguridad, quien implementó controles estrictos contra los barras bajo el programa Tribuna Segura.

Pero alguien se salteó la premisa y viajó a Rusia. Nada menos que Gustavo Arribas, el titular de la exSIDE. El Señor 5 (así se lo conoce al jefe de los espías) violó la premisa de la Rosada y apareció en el estadio del Spartak.

Es impensado que el mismo presidente desconociera el viaje. La relación entre Arribas y Macri es muy cercana e inalterable. Ni si quiera la denuncia de un arrepentido brasileño que acuso al titular de la AFI de haber cobrado coimas de la empresa Odebretch alteró ese vínculo. Sólo un dato pinta el nexo: Arribas alquila y habita en el departamento de Libertador y Cavia, donde la pareja presidencial (Macri-Awada) vivía hasta que se mudaron a la Quinta de Olivos.

En los últimos meses, se conoció que Arribas traspasó formalmente su negocio de venta de jugadores a su hijo Ezequiel y a su sobrino, Juan Manuel Gemelli, aunque en la práctica se mantiene cercano a los negocios de la redonda. Muchas operaciones de la empresa fueron polémicas y tuvieron encima el ojo de la Justicia y de la misma AFIP. Principalmente aquella en la que Jonathan Calleri fue vendido de Boca a Deportivo Maldonado de Uruguay y de ahí a San Pablo en una polémica triangulación. Este sábado pudo vérselo justamente con Ezequiel  y su sobrino en uno de los codos del imponente estadio del Spartak. También los acompañó nada menos que Daniel Awada, el cuñado presidencial.

El viernes hubo algunos cánticos contra Macri en los banderazos argentinos en Moscú. Muchos plantean su bronca por la devaluación del peso que encarece sus estadías en tierras rusas para seguir a la Selección. De hecho, quien planificó este viaje a principio de año e hizo el cálculo de gastos en pesos, debido a la suba de la cotización del dólar, hoy el costo del viaje se le disparó más de 50%. Esto hizo que en Gobierno prestaran atención especial a no generar irritaciones con la presencia de funcionarios en Rusia tal como ocurrió (aunque en otro contexto) con quienes viajaron a los Juegos Olímpicos de Rio en 2016.

El sábado por la noche, en Gobierno descartaban cualquier reto a Arribas por el viaje, lo que si los preocupaba es que empiecen a aparecer fotos de funcionario de segunda o tercera línea que tampoco habrían resistido a la tentación de ver a Messi y sus muchachos en su camino por la Copa del Mundo.

Fotos: Iván Schargrodsky@ischargro