Valentino Aiassa nació en 2003 en Valencia, España. Sus padres, ambos argentinos, partieron a Europa como consecuencia del crisis del 2001. Pero su adolescencia, no obstante, la pasó en San Francisco, Córdoba. En julio del año pasado, tuvo la oportunidad de su vida: fue fichado por Girondins de Bordeaux.

Llegó desde el club Proyecto Crecer, de la liga de San Francisco, luego de ser apuntado un año antes. Surgido de Tiro y Gimnasia, juega de extremo o lateral derecho, posición que ocupó desde su arribo a Francia. Junto al juvenil Maximiliano Gay, representa el último eslabón de un fructífero vínculo entre Proyecto Crecer y Girondins de Bordeaux.

El 31 de diciembre de 2019, se puso fin de común acuerdo al vínculo deportivo que unió por 17 años a Proyecto Crecer y FC Girondins de Bordeaux. Durante ese tiempo, varios futbolistas de diferentes lugares fueron promovidos a la institución francesa.

El caso más simbólico es el del difunto Emiliano Sala, quien fue seleccionado por los entrenadores de Proyecto Crecer cuando estaba en San Martín de Progreso. Le tocó luego ir a Bordeaux y pasar por Orléans, Niort, Caen y Nantes, donde tuvo la mejor etapa de su carrera. Futbolistas como Juan Pablo Francia, Valentín Vada y Daniel Mancini hicieron recorridos similares.

FOTO: El Periódico
FOTO: El Periódico

En diálogo con Doble Amarilla, Valentino Aiassa explicó que Girondins de Bordeaux lo analizó durante dos o tres años antes de seleccionarlo. Inclusive, debió viajar en algunas ocasiones a Francia. "Con 16 años, tomaron la decisión de hacerme primer contrato, que es el de aspirante. Fue un cambio muy positivo y muy grande. Los entrenamientos son muy exigentes y de mucho nivel, estoy muy contento por eso", subrayó.

Valentino Aiassa, la joven promesa del Girondins que representa el último eslabón de un fructífero vínculo

Al principio, las dificultades fueron varias. Durante su estancia en Crecer, vivió en su casa y no en la pensión del club. Al llegar a Francia, debió enfrentarse a otro idioma y a estar lejos de su familia y allegados"Al principio, fue frustrante, pero me supe adaptar bien. Con el idioma estoy bien y con mis compañeros también. Me adapté al club, tengo continuidad, minutos y confianza", expresó Aiassa.

"Vine solo, estuve varios meses solo. Era el único que hablaba español en toda la pensión. Busqué hacer compañeros, amigos. Crecer ya no tiene más el contacto que tenía con Girondins, es una lástima, porque la verdad que no tendría la oportunidad de estar acá sin eso", completó.

Tras instalarse, Aiassa notó varias diferencias en el tipo de juego y en el modelo de entrenamientos del Girondins. "Al principio, me sorprendió el cambio en los entrenamientos. El tipo de juego, de mucha presión, también fue una modificación. Y pasé de jugar 60 minutos a 90, así que eso también fue duro de asimilar", aseveró el extremo, que también puede jugar de lateral en ambas bandas.

"Estoy muy agradecido de poder estar entrenando. A lo mejor, el año que viene me toca ser profesional o cambiar de club. Estar lejos de la familia es difícil, así que espero poder seguir practicando, tener confianza y muchos minutos en cancha", concluyó Aiassa de cara al futuro.