Jean-Marc Bosman fue un futbolista común y corriente en el campo de juego pero que terminó haciendo historia a partir de un fallo histórico donde simplemente defendió sus derechos como trabajador. Lo que él no pensaba era que este caso individual iba a moldear las reglas FIFA en materia de contrataciones, a tal punto de revolucionar el mundo del fútbol para siempre.

El martes se cumplieron 25 años de aquel histórico litigio que se dirimió en el Tribunal de Luxemburgo, donde le dieron la razón al futbolista tras una batalla por reconocerse como futbolista libre tras finalizar el contrato con su club. Lógicamente que este precedente dificultó su carrera con el correr del tiempo, ya que su trayectoria estuvo más vinculada a los escritorios que al desarrollo futbolístico. Y si bien fue un ejemplo para sus pares, obviamente que este nuevo esquema de transferencias tuvo a “ganadores” y “perdedores”.

¿Cuál es el contexto de la histórica batalla legal? Bosman jugaba en aquel entonces en el Standard Lieje de Bélgica. Al finalizar su contrato, el club le ofreció la renovación pero con una drástica reducción en su salario que llegaba al 75% con el argumento de "problemas económicos". En paralelo, el futbolista era observado de cerca por el Dunkerque de Francia -de actual paso por la Ligue 2- y llegaron a entablar conversaciones para un traspaso. Pero las reglan eran diferentes a los tiempos modernos de hoy, ya que los profesionales seguían ligados a los clubes, aun no aceptando una eventual renovación de contrato. ¿Qué hizo el club belga? Retenerlo a partir de una elevada cláusula de salida que ni el club francés ni el jugador estaban dispuestos a abonar.

A ese contexto de los intereses entre clubes se le suma que Europa estaba en un pleno proceso de globalización tras la histórica caída del Muro de Berlín en 1989. Y en 1993, tras años de negociaciones y puntos de interés -vinculados al desarrollo capitalista y a la estrategia geopolítica-, se terminó conformando la Unión Europea. Este último punto fue clave para que los abogados de Bosman encontraran más argumentos legales para beneficiar a su cliente.

“Fue un proceso muy largo de aproximadamente cinco años y donde marcó un hito por dos cosas: declara ilegal la indemnización por traspaso, una vez que el contrato del futbolista finalice. Es decir que se garantiza plenamente la libertad de acción del futbolista. Y además, algo que para mí es aún más importante, permitió la libre circulación de futbolistas, decisión que benefició notoriamente a la Unión Europea”, le manifestó a Doble Amarilla Marcelo bee Sellares, especialista en derecho deportivo.

Bosman siguió defendiendo su posición hasta las últimas consecuencias contra los que luego se terminaron beneficiando de este hecho. “Cuando después del juicio intenté volver a jugar, nadie me quería. Mi nombre era veneno. Las asociaciones y federaciones, incluidas la FIFA y la UEFA, intentaron fingir que yo no existía. Caí en una depresión. Empecé a beber”, aseguró el futbolista con el sitio INews de Inglaterra.

Jean-Marc Bosman, el hombre que lo cambió todo en el fútbol

Los especialistas deportivos a los que acudió Doble Amarilla coinciden en el análisis de que este fallo terminó beneficiando a su continente para un interesante proceso inmigratorio que todavía sigue muy vigente. Si bien es cierto que van apareciendo nuevos mercados como los casos de China y Estados Unidos, la realidad es que el anhelo de todo jugador es competir en las grandes ligas como Premier League, Bundesliga, LaLiga y Serie A, entre otras. Quizás no sea la calidad de la competencia local en sí, sino las aspiraciones de poder competir en la batalla por la UEFA Champions League.

En el Mundial de Rusia 2018, Doble Amarilla también hizo un informe sobre el impacto de la Ley Bosman en el fútbol y los resultados están a la vista: los últimos cuatro Mundiales fueron ganados por selecciones europeas, y fue en el mismo proceso que esta ley empezó a mostrar sus verdaderos resultados.

Por su parte Ariel Reck, especialista también en derecho deportivo y ligado al club Independiente, le manifestó a este medio: “El caso Bosman fue el “Big Bang” del derecho deportivo actual y del mercado de pases "moderno". Moldeó y definió los reglamentos FIFA hoy vigentes en lo esencial. El fallo limitó los cobros por derechos de formación que usaban los clubes para restringir la libre circulación de jugadores post vencimiento de sus contratos y  anuló la aplicación de cupos de extranjeros para nacionales de países miembros de la Unión Europea. A nivel político fortaleció a FIFPRO -el sindicato mundial de jugadores- y su influencia se ve en todo el mercado de transferencias y en asuntos nuevos, como por ejemplo en el Brexit o las transferencias de menores sudamericanos con pasaporte europeo, como el caso de Benjamín Garré”.

Ampliar contenido
FIFPRO on Twitter

Este último jugador, de actual paso en Racing fue un verdadero dolor de cabeza que Vélez sufrió en carne propia por la Patria Potestad, moldeada también a partir de la Ley Bosman y donde permite que las familias de futbolistas menores de edad tengan varias vías para seguir su carrera en el exterior, dejando de lado la negociación económica y de acuerdo entre clubes. “FIFA siempre falla a favor de las grandes corporaciones. Los clubes como Juventus o Manchester City van a tener mucho mas peso por su poderío económico. Estamos comparando Sociedades Civiles sin Fines de Lucro con grupos mega empresarios y multimillonarios a nivel mundial, donde los jueces que fallan tanto en FIFA como en TAS son pagos. Nunca van a fallar en contra del negocio”, le había expresado Mariano Lizardo a este medio, actual líder del Departamento de Legales del Fortín.

En la misma línea, le planteó a este medio sobre el caso Bosman: “La Ley Bosman garantizó el derecho de los jugadores de aquel momento, pero también fue clave para que la Unión Europea no tenga límites en las transferencias y para que los jugadores puedan jugar en todos los países. Favoreció claramente a los clubes más poderosos, y que a día de hoy utilizan los mismos mecanismos para llevarse a los juveniles que tienen pasaporte comunitario en nuestro país. Los clubes formadores seguimos pagando las consecuencias 25 años después de esa decisión que se tomó”.

En conclusión estamos hablando de un conflicto que se dio en Europa y donde la solución y los artilugios legales para el progreso favorecieron al mismo continente. Hoy es muy común ver el éxodo de jugadores hacia esas tierras y la subordinación de las confederaciones y los países. De hecho esta misma lógica se condice con el desarrollo económico de las naciones en un debate histórico entre los países que exportan materia prima y los que exportan productos con valor agregado. Aquí podría decirse que Sudamérica vende “talentos”, para que luego Europa los “jerarquice”.

“A partir de esta Ley la UEFA como Confederación empieza a tomar un gran auge, no sólo desde el punto de vista deportivo, sino también desde el punto de vista económico por el poder y las contrataciones. Los clubes sudamericanos, a medida que pasa el tiempo, se va transformando en futbolistas netamente exportadores de futbolistas. Y la proyección de los profesionales se da en Europa y usualmente el gran paso es a partir de la segunda o tercera contratación”, le agregó Sellares a Doble Amarilla.