Barcelona, a pesar de la pérdida de ingresos por la salida de Lionel Messi y el opaco rendimiento deportivo, redujo un tanto su pasivo total y disminuyó en casi un 20% su deuda de corto plazo.

El club cerró el ejercicio correspondiente a la temporada 2020-2021 con un pasivo financiero total de €1.149,6 millones, lo que supone una ligera disminución respecto a los €1.179 millones registrados un año antes. Sin embargo, incumple los ratios fijados por LaLiga en términos de endeudamiento.

Según las cuentas económicas cerradas a 30 de junio de 2021 (antes de la firma del macrocrédito con Goldman Sachs), la deuda a largo plazo se situaba en €554 millones, un 25,1% más que en el mismo momento del año anterior. Por su parte, la deuda con un vencimiento en los próximos doce meses se redujo hasta €596 millones, frente a los más de €730 millones del cierre del ejercicio anterior.

El incremento del pasivo a largo se centra en la deuda con entidades de crédito, que pasa de €13 millones a €145 millones, y en las deudas con personal deportivo, que salta de €34,5 millones a €93,8 millones.

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Sin embargo, las deudas a corto plazo descienden tanto con entidades financieras como en acreedores comerciales. Por un lado, los vencimientos con bancos descendieron a cierre de la temporada 2020-2021 un 31%, hasta €183,5 millones. En tanto, se redujeron también los compromisos pendientes de pago con personal deportivo y con otras entidades deportivas.

A pesar de estas leves mejoras, el club sigue teniendo los números en rojo y con una economía muy dañada. Además, se da el agravante de la salida de Lionel Messi y la merma en los ingresos de marketing, ticketing y publicidad. A su vez, de quedar eliminado de la Champions League, recibirá una cantidad de ingresos considerablemente menor para afrontar compromisos de un plantel que sigue teniendo sueldos altos.

La deuda neta del club, atendiendo a los criterios de control económico de LaLiga, se situó a cierre del ejercicio en €682.7 millones, frente a los €488 millones de cierre de la temporada 2019-2020. Este incremento, de casi el 40%, junto a la caída de los llamados ingresos relevantes del 26%, ha impedido al Barcelona cumplir con la norma de que la deuda neta se sitúe por debajo del 100% de los ingresos.

En cuanto a la deuda salarial, LaLiga resolvió en el último tiempo elevar el tope de los contratos para generar mayor productividad en la competencia, sobre todo para los equipos que están al límite y no pueden celebrar nuevos vínculos.