Un día después del histórico partido a puerta cerrada del Barcelona, la Selección española se concentró para afrontar dos duelos decisivos para llegar al Mundial de Rusia 2018 con todos los focos puestos en Gerard Piqué, defensor del derecho a decidir catalán y también defensor de la camiseta española.

Las lágrimas del central internacional al hablar el domingo de las intervenciones policiales en Cataluña para impedir un referéndum de autodeterminación, prohibido por la justicia española, dieron la vuelta al mundo y copan las tapas de los diarios de este lunes. Piqué declaró: "Soy y me siento catalán, y esto es algo que hoy más que nunca me siento orgulloso de la gente de Cataluña".

No le salió gratis. A su llegada a la concentración, en Las Rozas, había pancartas que le pedían que dé un paso al costado, silbidos, dedos haciéndole fuck you y un cántico: "Piqué, cabrón, España es tu nación". La Guardia Civil, la cual reprimió salvajemente en Catalunya, ahora fue la encargada de retirar las pancartas contra el defensor.

Al finalizar el juego ante Las Palmas, Pique puso a disposición de Lopetegui y de la RFEF su renuncia al seleccionado. Sus compañeros lo salieron a bancar, pero la gente parece que no le perdona haber sido tan defensor de la independencia catalana que, dicen en España, podría ser declarada de manera unilateral de un momento a otro.

Pique, en plena zona mixta del Camp Nou, había dicho: "Creo que puedo seguir yendo a la selección porque de verdad creo que hay muchísima gente en España que está en total desaprobación con estos actos que han sucedido hoy en Cataluña y que de verdad creen en la democracia", aseguró.

Pero, también afirmó que "si el míster (el seleccionador Julen Lopetegui) o cualquier persona de la federación cree que soy un problema o que molesto, no tengo ningún problema en dar un paso al lado y dejar la selección antes de 2018". Serán estos dos partidos, ante Albania e Israel, los últimos de Pique como internacional español.

Así fue recibido cuando salió a entrenar con sus compañeros