A falta de Neymar, y mientras Dembelé se asienta, Lionel Messi debe agigantarse aún más para "arriar" al Barcelona de Ernesto Valverde, un equipo claramente en formación. La historia dirá que el Barcelona goleó a la Juventus, el equipo que lo echó en cuartos de la Champions pasada. Pero lo que se vio en Camp Nou es un Messi bestial, llevando de la mano a un equipo al que todavía le falta chispa.

Ya no podrá jactarse Gianluiggi Buffon de ser uno de los arqueros a los que Messi jamás amargó. El rosarino, cuando estaba terminando la primera etapa, lo sentenció con un zurdazo de su sello, tras ir a buscar un buen toque rápido de Luis Suárez. Hasta ahí, Miralem Pjanic lo había maniatado y mientras eso duró, el Barcelona no pesó. Para nada. Era un cero gigante el partido. Pero Messi rompió las cadenas y el elenco de Valverde dijo presente, dejando todas las preocupaciones del lado del elenco juventino de Massimiliano Allegri.

El segundo llegó con una gran jugada de Lionel Messi que Ivan Rakitic convirtió en 2-0 a los 11 del epílogo y, el tercero, fue todo obra de Lio, peor con un gran "cortinado" de Dembelé, que arrastró marcas y allanó el camino para un gol marca registrada de Messi: entrando al area, haciendo slalom, y con un zurdazo letal para ridiculizar, por segunda vez, a Buffon, cuando iban 14 del complemento.

La nota negativa es para Jorge Sampaoli. Ni Gonzalo Higuaín, ni Paulo Dybala dieron la talla. El primero, casi no pesó. El segundo, jamás pudo conectar, ni sacar la cara por su equipo, más allá del algún espasmo aislado, cuando el cotejo ya iba 0-3.

En la previa, "La Joya" había dicho que era "díficil" jugar al lado de Messi. Quedó clarísimo que es aún mucho más complicado jugar en su contra. Por Messi, el Barcelona se quedó con una goleada que, durante 45 minutos se pareció más a una utopía.

Habrá que ver hasta donde le alcanza con la magia, inagotable, del máximo crack Blaugrana o si todo es una etapa, hasta que Dembelé se acople, Paulinho gane horas de vuelo y el Barcelona puede hacer, de una vez por todas, el duelo por Neymar. Por ahora, con Messi le alcanza, pero sería un error dejarse obnubilar únicamente por el brillo de Messi.