(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La vida de Marcos Mauro merecería una de esas series de Netflix que hoy están tan de moda. Nacido en Avellaneda, Marcos y su familia vivieron en Claypole toda la infancia del hoy defensor de Cádiz FC. Luego, en 2002, él y su familia aterrizaron en Barajas. Madrid los recibió después de la crisis del 2001, que devastó socio-económicamente a la Argentina.

Marcos tenía apenas 11 años y pasó toda su adolescencia en la gran capital de España, armando nuevos lazos, detrás de la oferta laboral que le salió a su padre. Cuando tenía 16 años, se probó, quedó y debutó en la primera del Fuenlabrada, justamente el equipo con el que el Cádiz perdió en la última jornada del torneo de ascenso español, una parábola del destino que le hace ver a Mauro todo el camino recorrido hasta acá: Fuenlabrada, Villareal B, Huesca, Villareal de nuevo, La Roda, Villareal y, ahí sí, Cádiz. En diálogo con "Doble Amarilla", Marcos rememora el trayecto que lo llevó del éxilio a la élite, en 20 años. 

DA: ¿Cómo fue ascender en este contexto?
MM: Fue un poco raro por los tiempos que corren. Teníamos este fin de semana la oportunidad de haber terminado todo ganando nosotros el sábado, pero este nuevo fútbol iguala todo bastante. Nos dieron un penal en contra y perdimos. Teníamos dos oportunidades más y dependíamos de lo que pasara con el Zaragoza (NdR: perdió 4-2 con el Oviedo). Estuvimos juntos viendo el partido. Fue un final feliz.

DA: Tu carrera empieza en 2009, ya en España, ¿cómo fue eso?
MM: Yo llegó a España por un motivo que no tiene nada que ver con el fútbol, estábamos en una mala situación en la Argentina. Mi viejo perdió el trabajo y le salió la opción de venir a España. Lo acompañamos y empezamos a vivir en Madrid. Llegamos ahí, estuve, 2, 3 años sin jugar al fútbol. Yo en Argentina jugaba en Santa Clara, en un club de Claypole. Empecé a jugar en cancha de barrio y con 16 años fui a hacer una prueba a los juveniles de Fuenlabrada. Quedé y ese año ya debuté con el primer equipo, que estaba en tercera. Tuvimos la suerte del tercer año subir a Segunda B. Me fui al Filial de Villareal. De ahí a Huesca, vuelvo a Villareal y llegó a Cádiz. Estaba en Segunda división y era un reto muy bonito. En este tercer año pudimos lograr el objetivo, que era devolver el club a Primera.

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DA: ¿Qué empezás a soñar de jugar en LaLiga?
MM: Con el fútbol, a uno siempre se le viene a la mente, primero, poder dedicarse a esto. Después, poder visitar diferentes canchas que uno tiene en la cabeza. Ahora, saber que uno puede estar compitiendo al mismo nivel que ellos. Para mi este es el mejor campeonato del Mundo. Acá está repleto de estrellas. Esto es otro mundo. A mí, año tras año, me costó mucho. Hoy tengo 29 y hay gente que consiguió lo que yo acabo de conseguir con 20 y se mantiene en Primera. Yo me encuentro bien. Tengo la ventaja que no estoy quemado con muchos años en la misma categoría, siempre fui rotando. Siempre con el objetivo de irme superando de a poco. Eso me hace empezar las temporadas con mucha ilusión y esa ventaja. Eso me puede venir bien de cara a la motivación emocional de cada uno.

DA: ¿Cómo fue tu llegada a Cádiz?
MM: Yo acá siempre dije que estuve siempre muy cómodo. Cádiz, cuando yo llego, venía de un ascenso de Segunda B, que es como la tercera acá. Y venía de años muy malos deportivamente. La hinchada estaba muy desilusionada. Yo llegó dos años después del ascenso y enganché al club en un momento muy bueno. Este es un club, una ciudad, obrera, trabajadora. Acá se pelean todas las pelotas como si fueran las últimas. Nuestra hinchada nos entiende y siempre nos apoya en los buenos y malos momentos.

DA: ¿Cómo imaginas el fútbol la próxima temporada?
MM: Ahora con todo el tema que pasó, de esta etapa post-civid, nosotros tenemos un campeonato de 2da muy igualado, que ese apoyo e local servía bastante para inclinar la balanza. los equipos son más parejos y está todo igualadísimo. Sabemos que jugar sin gente iguala todo. Espero que el año que viene podamos volver a disfrutar un poco más del fútbol, la previa, los cánticos de la hinchada, esa conexión con nuestra gente, que nos hace tener los pelos de punta. 

DA: Hablemos un poco de tu vida, ¿Te terminaste yendo de la Argentina por la crisis del 2001?
MM: Yo aterrizo en Madrid en 2002. 2001 vimos toda la resección económica, las represiones. Nosotros siempre fuimos una familia humilde. Mi viejo por suerte pudo seguir con un trabajo estable, pero tuvo que ser fuera del país.

DA: ¿Dejaste algún amor futbolero en la Argentina?
MM: Mi cuadro de siempre es San Lorenzo. Soy del Ciclón por parte de mi viejo, ellos son todos de San Lorenzo y yo también. Sigo la actualidad del equipo. Tengo amigos que están contándome lo que va pasando. Siempre tengo un cariño especial por San Lorenzo, es el club de mis amores, con el que me crié. Uno se engaña mucho por el fanatismo, pero ese amor perdura, por mucho que te diga, o aunque pase malos momentos.

DA: ¿Jamás en esos primeros años que estuviste en España se planteó la chance de volver al país?
MM: Sí se planteó la chance de volver. Nosotros llegamos acá y a mi me llamaba mucho la atención la libertad que había acá, de poder jugar en el parque a las 12 de la noche al fútbol. Acá había otro tipo de vida diaria, pero nosotros extrañábamos un montón. Hubo un año que nos sentamos los cuatro, la familia, nos preguntan que queríamos hacer a mi hermano y a mí. Entre todos decidimos seguir para adelante, sabiendo que volver a nuestro querido país, era dar un paso atrás en nuestra familia, íbamos a entrar en una incertidumbre diaria. Esa fue una de las veces más triste para nosotros acá, ahí decidimos seguir estando. Cada uno después fue armando su vida cada uno decide donde quiere estar.  Yo no tengo ni decidido donde voy a terminar mi vida. El fútbol te lleva a vivir en distintas ciudades. El fútbol no me hace tan hogareño. Antes era un poquito más. Fui papá hace poco y mi hijo vino con un pan bajo el brazo. Hoy lo hablaba con mis papás, parece normal el nacimiento de un bebé, es una inyección de felicidad que es muy bonita. Mi familia vive en Madrid, mi hermano se fue a vivir a Austria y ellos están todos tranquilos.

DA: ¿Cómo es tu relación hoy con Argentina?
MM: Tengo a toda mi familia allá. Estoy afincado acá, porque me tocó una etapa complicada. Llegué con 11 años a España. Pasé mi adolescencia en Madrid. Tengo a mis abuelos, mis primos, mis tíos, toda mi familia está allá. Cada vez que puedo, en verano o cuando puedo, me voy para allá. Me quedó una semana en casa de cada abuelo. Todo el tiempo que puedo lo paso con ellos. El destino y el tiempo no me dejan hacerloo muy seguido. Mi sueño muchas veces , le digo a mi pareja es ir a la Argentina, a recorrer el interior del país. Pero ya lo haré, hoy me pesa más estar con mi familia. Eso a mi me llena el corazón. También tengo el WhatsApp con amigos y muchos de mis amigos están enganchados con cómo le va al Cádiz ahí en Claypole.

DA: ¿Cómo se ve a la distancia el tema coronavirus? Allá, en España, están en otro momento de la pandemia
MM: Yo siempre estuve preocupado por el virus. Por cómo podía evolucionar en Argentina. Conozco el sistema sanitario argentino y que podemos tener mejores o peores momentos, pero en un país como Argentina, con tanta desigualdad pega fuerte. Para mí opinión, el país actuó rápido y tomó medidas bastante fuertes, creo yo. Era la única manera. Este virus, esta maldita pandemia, es muy rápida y cuando te querés dar cuenta, lo tenés encima. Ahora, lo único que hago con mis abuelos es videollamadas todo el rato. Se está haciendo un esfuerzo enorme, hay que seguir así. Hay que intentar que el país se mantenga. Todo el mundo está intentando volver a su vida cotidiana, normal. Es un momento difícil.