(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Una de las mejores anécdotas del año se difundió en el suplemento deportivo del diario Página/12 este fin de semana. Fue cuando Néstor Ortigoza contó todo lo que tuvo que hacer para lograr a uno de los momentos culmines de un futbolista: poder comprarle una casa a sus padres y así, alejarlos del origen humilde y postergado que en muchos casos las familias de los jugadores traen consigo. 

Al momento de comprarle una casa a sus padres, Ortigoza tuvo (primero) que comprarla a escondidas. Luego, la refaccionó (siempre a espaldas de su madre). Y por último, tuvo que fingir un robo para convencer a su madre que debían dejar el barrio en el que vivían, ante la negativa de su progenitora para abandonar la casa de toda la vida.