Juan Manuel Herbella volvió a sacar la pluma del tintero y escribió un nuevo libro mezclando su vivencia como futbolista profesional y su desarrollo como médico argentino y docente universitario en la Uuniversidad de Buenos Aires (UBA).

Bajo el título "No me corten el pie", el "Doctor" cuenta una serie de dolorosas historias de futbolistas que pasaron por intensas lesiones y que, con sacrificio, dolor, superación y amor propio, lograron salir adelante.

En conversaciones con Doble Amarilla, cuenta cuál es la finalidad de este libro que tendrá un noble fin benéfico para ayudar a niños que sufren de cáncer: "Es un libro de historias de superación y el mensaje es que todos transitamos por períodos donde surgen lesiones o imponderables".

- DOBLE AMARILLA: ¿Cuál es tu satisfacción luego de terminar tu libro nuevo "No me corten el pie"?

- JUAN MANUEL HERBELLA: Son once historias médicas de dolor y superación. El libro surge del cuento que conté en Pelota de Papel, donde relato una historia ficticia de un futbolista que sufre Esclerosis lateral amiotrófica y lo muestro sentado en la puerta del consultorio esperando en la sala y jugando con el presente y el pasado, recordando su carrera. La gente de la editorial me planteó que tenía que hacer un libro de historias clínicas como (Daniel) López Rosetti, pero de fútbol. Se trata de un libro solidario que irá a la Fundación (Natali Dafne) Flexer de oncología infantil que trata a niños con cáncer. Se basa en cuatro patas este nuevo trabajo: la solidaria, las crónicas deportivas con los relatos de superación que cuentan los que fueron partícipes, los relatos con detalles y terminología técnica-médica y por último una suerte de “autoayuda”, porque al final son historias que, en el fondo, dejan un mensaje positivo y de superación.

- DA: ¿Alguna historia te sorprendió mucho?

- JMH: La que menos conocía y que más tiempo me llevó fue la que termina quedando abierta la lectura, justamente por lo primero que te menciono. Si yo te pregunto qué futbolista del fútbol argentino jugó con una placa de titanio que le metieron para tratar de unirle los dos huesos que se les había fracturado, yo creo que no lo sabes…

- DA: La verdad que no (risas)…

- JMH: Bueno, esa es la historia de (Gustavo) Campagnuolo. Él en México se fractura el cráneo y tuvo un episodio de internación que lo dejó cinco meses afuera. En un momento se trató de un hecho peligroso. Es una historia que yo la tuve que recopilar toda. Hablé con Campagnuolo, pero no pude hablar con su médico, aunque encontré testimonios tras hacer archivo con los diarios del momento y consultando con sus ayudantes y entrenadores. Es sin dudas la que más me llevó y la que más me llamó la atención.

- DA: ¿De las cuatro patas que tiene el libro, cuál considera que es la que más lo va a llenar al lector?

- JMH: Depende quién lo lea. Si lo lee alguien que no es profesional de la salud o no trabajó en el día a día del fútbol, seguramente la parte médica tiene un peso importante. Si lo consume un profe o un personal trainer, no creo que mire tanto la parte médica, y sí quizás la parte de cómo se rehabilita un futbolista de la alta competencia. Está por ejemplo la historia de (Fernando) Gago y cómo se recuperó de su tendón. Y si hay lectores que disfrutan las crónicas, también es oportuno porque tienen un registro coral, ya que vas pasando de una persona a otra relatando su historia en ese momento.

- DA: Por cómo me lo cuenta, también demuestra que en esos futbolistas hay un amor a la profesión muy grande…

- JMH: Justamente la idea es que sean historias de superación. Hay otras que no lo son y también existen, porque hay lesiones catastróficas y que cortan carreras. En este caso, la idea del libro es contar los procesos de personas que lograron dar vuelta la historia.

Tweet de Juan Manuel Herbella

- DA: ¿Es un mensaje sano para el futbolista profesional el llevar su físico al extremo con tal de poder participar? Está también este orgullo de infiltrarse, de sufrir infinidad de intervenciones quirúrgicas…

- JMH: El deporte de alto rendimiento no es deporte y salud. Todos los que hacen deporte de alto rendimiento saben esa máxima y, una vez que entras en ese camino, la tenés clara. Por lo tanto, es algo que se elige. Si no estás dispuesto a eso, es muy difícil concretar el sueño.

- DA: ¿Le tocó vivir esto en su propio cuerpo en su paso como futbolista profesional?

- JMH: Sí, claro. Yo no tuve cirugías, pero tengo parcialmente roto el tendón de Aquiles, tengo artrosis en la rodilla, tengo parcialmente roto el cruzado anterior en la rodilla derecha, tengo lumbalgia y en los huesos del pie me fracturé el quinto metatarsiano. Tengo varias secuelas del fútbol. Y tuve pubalgia durante seis meses que terminé dándome 24 Decadrón inyectables para terminar el torneo del semestre. Algunas cosas las cuento en el libro, incluso comparo mi lesión con la de (Sebastián) Battaglia, que sufrimos el problema de la pubalgia al mismo tiempo.

- DA: ¿Cómo es el proceso psicológico entre el terminar la carrera y los dolores que quedan en el cuerpo? ¿Vale la pena “estropearse” por el fútbol?

- JMH: Depende de cada uno, es muy difícil. Hay que ver si se trata también de un retiro voluntario o involuntario. Yo escribí mi segundo libro (El último pase) sabiendo que me estaba despidiendo. El último capítulo, que después se convierte ese mismo día en una columna de Télam, lo escribí a las seis de la mañana al día siguiente que me retiré y llorando. Había hecho una fiesta a la noche en mi casa en la que no podía dormir y al otro día me desperté para culminar el trabajo con ese capítulo que se llama “El día después”. Yo durante todo el año sabía que no jugaba más, entonces hice un duelo progresivo. Mis compañeros sabían tres meses antes de la noticia. Incluso el entrenador se enojó cuando lo comuniqué antes de tiempo. Una cosa es ese duelo, que lo vas procesando, y otro es cuando de un día para el otro te lesionas y no podes volver.

- DA: ¿Qué difícil poder expresarse en el fútbol, no? Es decir, se está por retirar y viene un entrenador a marcarle la cancha de cuándo tendría que haberlo dicho...

- JMH: Digamos que no es un lugar muy proclive al sentimentalismo. Lamentablemente se construyó así. De todos modos, hay formas que se van deconstruyendo. Pero hay una lógica de las “masculinidades” con el deporte, y más con los que son más conservadores y arcaicos como el fútbol.

- DA: ¿Nota que hay algún progreso sobre el futbolista y las emociones?

- JMH: Yo creo que sí, lo que pasa es que hay gente que pretende que los procesos sean más rápidos de lo que son. No es lo mismo el fútbol de hoy que el de hace 20 años. Yo viví un fútbol en el cual llegabas a Primera y te pelaban a propósito o te hacían una malteada. También tenías que servir el asado o te hacían bullying de todo tipo. Yo me sentaba en el final de la mesa con el Vélez campeón del mundo y tenía que servirle a todos, y era un ritual como de “introducción” al estilo “vos sos el último orejón del tarro, date cuenta”. Hoy en día los jóvenes tienen otras aperturas, las dinámicas son mucho menos violentas. Igual, hay una lógica un poco más marcial que tiene que ver con el entrenamiento, eso no cabe duda.

- DA: ¿Qué repercusión espera sobre este libro y cuánta valoración le da a un nuevo trabajo?

- JMH: Espero que sea un libro que sirva al mensaje que quiere dar. Es un libro de historias de superación y el mensaje es que todos transitamos por períodos donde surgen lesiones o imponderables. Bueno, observar lo que un jugador de Primera División tuvo que sufrir, padecer y construir para poder recuperarse. Eso nos pasa a todos en distintos espacios de la vida. Es un mensaje de esfuerzo, sacrificio, resiliencia y superación. Por otro lado, ojalá cumpla su función de poder ayudar a los niños de enfermedades complejas como lo es la oncología infantil. Es un libro que trata de mostrarte que, a los tipos que ves en la tele, quizás pasaron por un hecho muy parecido al tuyo y que lograron salir adelante con mucho sacrificio.