Dani Alves rompió el silencio desde la cárcel y brindó una entrevista a La Vanguardia desde el locutorio número dos del modulo de comunicaciones de Brians 2, el lugar en donde se encuentra alojado desde hace unos meses. Se refirió a la denuncia de la joven por presunto abuso sexual del 31 de diciembre de 2022 en la discoteca Sutton de Barcelona.

“Me he decidido a dar esta entrevista, mi primera entrevista desde que estoy aquí, para que la gente sepa lo que pienso. Que conozcan la historia a partir de lo que yo viví aquella madrugada en aquel baño. Hasta ahora se ha explicado un relato muy asustadizo de miedo y de terror, que nada tiene que ver con lo que pasó, ni con lo que yo hice”, indicó el brasileño.

Luego, dirigió sus palabras hacia Joana, su esposa. "A la única persona a la que tengo que pedir perdón es a mi mujer, Joana Sanz. La mujer con la que me casé hace ocho años, con la que sigo casado, y con la que espero seguir viviendo toda mi vida. Ya le pedí perdón personalmente aquí, en prisión, pero debo hacerlo públicamente, porque la historia es pública, la ofensa es pública y ella merece esas disculpas públicas”, señaló.

Por su parte, Alves se refirió a la denuncia de la joven y afirmó que cree "que hay alguien que le aconsejó mal, que se sintió mal después de hacerlo, que dio un paso adelante y que ya no ha sabido salir del lío en el que se ha metido y en el que me ha metido". "Tengo la conciencia tranquila. Nunca he hecho daño voluntariamente a nadie. No sé si ella tiene la conciencia tranquila, si duerme bien por las noches. La perdono, sigo sin saber por qué ha hecho todo esto, pero yo la perdono”, agregó.

También dio detalles sobre lo que ocurrió la noche del 31 de diciembre: “Nosotros llegamos al Sutton, a la mesa que nos asignaban con frecuencia y, como siempre, se acercó el responsable del VIP para preguntarnos si queríamos conocer a alguna chica. Eso pasaba siempre que no iba con mi mujer. Le dije que sí y primero se acercaron dos chicas. Pero nos incomodó que quisieran hacer fotos. Les pedimos que se fueran. En ese momento pasaron las tres jóvenes frente a nuestra mesa y nos miraron. Nosotros también a ellas. Estaban con unos mexicanos, que me reconocieron. Ellas no dejaban de mirarnos. Le pedimos al camarero que les preguntaran si querían acercarse. Y vinieron. Nosotros teníamos champagne y les ofrecimos pedir cualquier cosa que les apeteciera. La señorita con la que tuve el problema empezó a bailar muy pegado a mi. Yo no me aparté”, repasó.

“Yo le propuse ir al baño. Lo hice porque sé que está ese baño. Llevábamos un rato bailando muy pegados. No nos besamos, ni nada. Pero era evidente por los movimientos y las miradas que había una atracción. Hablamos, pero de tonterías de la noche. Nada importante. Pero hay un momento en que nos estamos acercando mucho. Estamos en un lugar público y aunque mi amigo Bruno se coloca delante todo el rato para evitar que nos hagan fotos, yo le propongo ir al baño. Le digo que entraré primero y la esperaré”, continuó.

Luego, Alves siguió su relato: "Entré primero al baño y al cabo de un rato pensé que ella habría cambiado de opinión y que ya no entraría. Estaba tardando mucho. Ya estaba saliendo por la puerta cuando la vi acercarse. Me hice a un lado, pasó junto a mi y luego entró en el baño. Yo entré detrás. Ella en ningún momento me dijo que me detuviera. Ni hizo ningún gesto de quererse ir. La puerta estuvo abierta en todo momento, podría haberse ido porque yo permanecí sentado prácticamente todo el rato sobre la tapa del inodoro. No hay ni una sola marca en su cuerpo que explique esa violencia con la que ella dice que la moví en baño”.

"Esa madrugada, cuando la mujer con la que tengo el problema sale del baño detrás de mí, me quedo un rato junto a mi mesa. Cuando abandono la discoteca por el pasillo de salida, he sabido por las imágenes que pasé cerca de donde la mujer estaba llorando. Yo no la vi. Si la hubiera visto llorar me hubiera detenido para preguntar qué pasaba. Y en ese instante, si algún responsable de la discoteca me hubiera pedido que me esperara porque una joven aseguraba que yo le he había agredido sexualmente, yo no me voy a casa. Esa misma noche me presento en una comisaría a aclarar lo que ha pasado”, indicó.

En tanto, cuando se comenzó a hablar sobre la presunta denuncia en los medios de comunicación, el brasileño contó que se comunicó con su abogada, Miraida Puentes. "Ella consultó con los Mossos y en los juzgados y me aseguró que no había ninguna denuncia y que podía viajar y salir de España con total tranquilidad. Por eso me fui”, expresó.

Por último, se refirió a las distintas versiones que dio ante la fiscalía a lo largo de estos meses:  “Si alguien ha amado alguna vez de verdad, si ha conocido, como yo, el amor verdadero, sabrá que por conservar ese amor, uno hace cualquier cosa. Y yo mentí. Tuve miedo de perder a Joana y por eso mentí. Luché a la desesperada por salvar mi matrimonio de una infidelidad, sin importarme las consecuencias que estoy pagando”.

“Mentí, pero en cuanto le pude contar a mi mujer lo que había pasado realmente aquella noche y le pedí perdón, quise declarar otra vez y contar la verdad. Tengo claro que todo esto que estoy viviendo es una pesadilla. Que espero que algún día terminará”, cerró.