Moisés Villaroel es un 'tipo común'. Por lo menos, así se autodefine. En el pasado fue futbolista profesional y jugó una Copa del Mundo, pero hoy maneja un vehículo y hace servicio de la plataforma Uber para poder sobrevivir.

El exjugador, formado en Santiago Wanderers y de pasos por varios clubes importantes, no reniega de su presente. Todo lo contrario, eligió este oficio para poder ocupar su cabeza y no quedarse "encerrado" en su casa.

Se preparó como entrenador y tuvo algunas experiencias, pero terminó su último trabajo y no recibió llamados para poder volver al ruedo. El exfutbolista, que estuvo en el Mundial de Francia 1998, dialogó con Doble Amarilla y contó: "A veces la vida da estos giros, no es como la imaginamos. No puedo estar vinculado al fútbol por ahora, pero sigo trabajando para eso". 

Villarroel se formó en el 'Decano' trasandino y tuvo un paso exitoso por Colo-Colo, donde fue dirigido por Claudio 'Bichi' Borghi. Allí logró un tetracampeonato en la liga chilena y alcanzó la final de la Copa Sudamericana. En su currículum, entre los logros principales, aparece el sueño de todo pibe: disputó cuatro Copas Américas (Bolivia 1997, Paraguay 1999, Colombia 2001 y Perú 2004) y una Copa del Mundo, en Francia 1998.

"Esto ha sido lo máximo. Es la aspiración de todo futbolista. Ahí me encontré con los mejores jugadores del mundo. Inolvidable, importantísimo", califica su experiencia en diálogo con este medio.

Moisés Villaroel, jugando el Mundial de 1998 en un partido entre Chile e Inglaterra
Moisés Villaroel, jugando el Mundial de 1998 en un partido entre Chile e Inglaterra

En 2014, decidió colgar los botines e inició el curso de director técnico en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Al regresar a su país de origen, tuvo que volver a hacerlo, porque el certificado de nuestro país no era apto para dirigir en la región trasandina. 

Cuando se le consultó sobre su estilo de juego, Moisés no dudó en definirse como "un entrenador muy trabajador, que le encanta la mixtura en el juego, con mucha dinámica e intensidad". Y agregó: "La idea principal es generar mucho juego asociado, recuperar rápido la pelota cuando no la tenemos y administrarla con cautela cuando sí la tenemos".

Es un protagonista muy querido en Santiago Wanderers por su paso como jugador y aclamado por el público cada vez que le toca pisar las adyacencias del estadio. Poco tiempo después de haberse recibido, específicamente en 2018, tuvo en ese club su primera experiencia como técnico, aunque no fue la mejor. A las pocas horas de asumir, la institución oficializó la vuelta de Jorge Garcés. "El gerente me despidió, no entendía muy bien que había pasado", confiesa. 

Lejos de desmoronarlo anímicamente, se tomó unas semanas para analizar su futuro y, aunque deseaba que sea vinculado al fútbol, las propuestas no aparecieron. "Un día conversé con mi mujer y le dije 'no quiero estar encerrado, necesito liberarme'. Y ahí me decidí a ser Uber", reconoce el hoy chofer de la aplicación.

Muchas veces la vida da giros inesperados. No es cómo uno la imagina, la sueña o la desea. Y este ex jugador de la selección trasandina lo sabe muy bien. "No tenía otra opción, eso me dio la posibilidad de mantenerme desde lo económico y distraerme en lo cotidiano", cierra.