El patrón se consolida: Argentina no logra instalar a sus jugadores en los equipos más importantes del Planeta Fútbol. Cierra un nuevo mercado de pases en Europa y las agujas del reloj se clavan en los corazones financieros de los clubes de nuestro país, necesitados de un pinchazo, sí, pero que represente una inyección de dinero. Que se queden las figuras puede ser un arma de doble filo que termine por herir más de la cuenta.

Las ventas registradas en las últimas ventanas han sido a instituciones o mercados menores. La salida de Lucas Martínez Quarta a Fiorentina o de Exequiel Palacios a Bayer Leverkusen fueron una brisa muy suave cuando es necesario un viento potente, no solo por peso cuestiones financieras, sino por prestigio. 

La MLS se ha convertido en un destino sólido, pero aún está lejos, deportivamente, de transformarse en una competencia de primer nivel. El River de Marcelo Gallardo, tal vez la mejor expresión continental de la última década, no ha logrado venderle a equipos de elite. Durante estos días se rumoreó que Gonzalo Montiel seguiría su carrera en Europa, pero ninguna de las alternativas mencionadas es top.

La última venta a un club de los que tienen credenciales VIP fue la de Lautaro Martínez, de Racing a Inter. En un escalón menor podemos citar a las de Darío Benedetto al Marsella y la de Leonardo Balerdi a Borussia Dortmund.

Real Madrid no tiene argentinos en su plantel. En Barcelona está Messi, quemando sus últimos cartuchos. El juvenil Ramos Mingo no tiene participación y no llegó a través de una compra. Atlético de Madrid cuenta con Ángel Correa, pero no tiene en cuenta a Nehuén Pérez, el capitán de la Sub 20, que ya ha sido cedido a Portugal y se encuentra en el Granada. 

Milan no cuenta con compatriotas. Inter, solo con Lautaro. Dybala ha perdido terreno en Juventus. Napoli tampoco tiene argentinos. En la Premier sucede algo similar. Sacando a Sergio Agüero en Manchester City, no hay argentinos que trasciendan en los principales equipos (Manchester United, Arsenal, Chelsea, Liverpool). Apenas se puede contar con la presencia alternada de Giovani Lo Celso y Erik Lamela en Tottenham. El panorama se repite en la Bundesliga y encuentra algo de luz en Francia, con Di María, Icardi y Paredes en PSG.


Como retrato de la situación resalta que Adolfo Gaich emigró al fútbol ruso y menos de un año después es cedido a préstamo al Benevento, un club de la Serie A cuya máxima aspiración es no descender.

No es un problema de formatos de torneos porque los certámenes siguen siendo competitivos y los equipos argentinos dan la talla en las competencias internacionales. Es hora de ver que las potencias europeas han empezado a formar, hace varios años, lo que antes venían a comprar a Argentina y que nuestro fútbol avejentó a sus planteles. La última Copa Maradona ha tenido, como rasgo positivo, que varias de las principales promesas de los clubes recibieran minutos cuando en años anteriores estaban tapadas por futbolistas que no les rendían ni deportiva ni económicamente a esas instituciones. Tal vez sea tiempo de volver a esas fuentes, a las inferiores, como lo sigue haciendo el fútbol brasileño, que cuenta con la ventaja de los torneos estaduales como vidrieras.