El final del partido entre Platense y Racing anoche por una nueva fecha de la Liga Profesional se vio completamente desmadrado por los gestos obscenos que realizó el arquero de la 'Academia' de cara a la parcialidad local. 

Al ver la actitud y la comunicación no verbal del guardameta, los jugadores del 'Calamar' reaccionaron y la trifulca fue generalizada. Tanto es así que Arias fue expulsado junto a Carlo Lattanzio jugador del equipo de Vicente López. 

Lo cierto es que luego de bajar los humos y la adrenalina. El ex arquero de Defensa y Justicia recuperó su compostura habitual y dialogó con los medios Arias aceptó su error al admitir que se hacía "cargo de la equivocación. Les pido perdón a los hinchas de Platense en general, pero hubo cuatro que se la pasaron insultando a mi familia desde que salimos al calentamiento previo y reaccioné como no debía". Lo cierto es que el propio guardameta de la Selección Chilena terminó en una comisaría prestando declaración por sus gestos y luego de que se labrara una contravención. 

Sin embargo, la reacción de Gabriel Arias no es la primera de un futbolista en este campeonato. El 16 de febrero de este año, Mariano Andújar tuvo una reacción similar contra los simpatizantes de Huracán. El ex arquero de la Selección Argentina directamente cruzó los carteles publicitarios y golpeó, a través del alambrado, a un grupo de hinchas que se burló de la enfermedad que atravesó su padre. 

El arquero y capitán de Estudiantes, fue citado a declarar por la fiscal Celsa Ramírez en la causa que se abrió por "incitar al desorden". 

Algunos meses más tarde, el arquero de Gimnasia La Plata, Rodrigo Rey, tuvo un fuerte cruce con varios de los jugadores de Estudiantes al terminar el clásico platense, debido a un gesto que realizó el guardameta hacia una de las cabeceras locales, lo que generó discusiones con los rivales.

Poco más de media hora después del final del partido se conoció que sucedió y fue el propio futbolista tripero el que lo explicó: recibió de parte de algunos hinchas de Estudiantes en la tribuna, sobre una dificultad que sufre en el habla.

“Lo que se vio. El maltrato de la gente, de la maldad de tirar cosas todo el tiempo, de meterse con una dificultad que tengo desde chico, son cosas que no van, que no le suman a nuestro fútbol. Que te puteen, si, pero hay cosas que no van”, expresó el arquero Tripero ni bien finalizó el clásico platense. En declaraciones muy parecidas a las vertidas por Arias anoche. 

Tan solo un mes más tarde y precisamente en la cancha de Platense, el colombiano Harrison Mancilla, jugador de Sarmiento de Junín, fue víctima de insultos racistas y xenófobos y se retiró entre lágrimas del campo de juego. El jugador trató de calmar los ánimos y aseguró: “Enojado no estoy, estuve adolorido en el momento. Salgo por una pequeña lesión y allí de la platea gritaron cosas, algo que no se justifica. Capaz que mis compañeros al ver la reacción de la gente, también reaccionaron ante eso. Solo me insultaron a mí, no veo la razón, tal vez la euforia y el momento los llevó a eso, pero igual no pasa nada”

Israel Damonte, su entrenador sí se mostró caliente por la situación y dijo: “Me da vergüenza ajena repetir las cosas que dijeron los boludos. Cada vez tenemos más en este país, parece que es una cosa que se contagia. Por suerte hubo gente de Platense que hablaron con los que gritaron recriminándole sus actos. Me parece que en esta época hay cosas que ya pasaron y volver al pasado con ese tipo de cosas no es bueno para nosotros como sociedad y para aquellos que están involucrados en este deporte”. 

Este nuevo acto de violencia verbal por parte de un grupo de hinchas hacia los jugadores nos hace replantearnos, como simpatizantes y amigos de nuestro fútbol argentinos cuáles deberían ser las medidas disciplinarias a tomar para estos casos. El castigo hacia los clubes parece no hacer mella en los hinchas sino basta con observar la gresca entre hinchas de Vélez y Talleres en plena platea en un partido de Copa Libertadores. 

La cancha debe ser un lugar de desahogo, de aliento y de amor por los colores donde todo no puede estar permitido.