La victoria era agua en el desierto para Rosario Central y la pudo conseguir ante Godoy Cruz para sumar de a tres por primera vez en la LPF y esperar la resolución del nuevo DT con mayor tranquilidad: "Éramos conscientes de lo que se vivía, era difícil pero nos propusimos ganar para olvidar el arranque complicado que tuvimos", dijo Gaspar Servio en Puede Pasar, por FM 103.1.

Prácticamente resuelta la llegada de Carlos Tevez con Chapa Retegui, expresó lo que representa para él y lo que espera de este nuevo ciclo: "Tevez nos dará herramientas para hacer un gran torneo. Tuvo grandes experiencias como jugador. Como grupo tenemos la mejor predisposición de aprender día a día. Estamos en un equipo grande y sabemos que tendremos los ojos puestos encima nuestro y es una gran oportunidad para todos".

Además, se expresó sobre la salida del anterior entrenador: "(Leandro) Somoza nos fue contando cuáles eran sus sensaciones. Él quería jerarquizar el plantel. Está en nosotros dar vuelta la historia ahora".

Retomando el camino de la opinión ante la llegada de Retegui, siendo alguien que viene del mundo del hockey y quien tendría su primera experiencia como DT, fue contundente: "Yo ya tuve a (Ariel) Holan. Venía del mismo ambiente que Retegui y aprendí muchísimo. Tenemos que entregarnos al máximo y así lo esperaremos. El fútbol está preparado para este tipo de entrenadores".

En este magro presente Canalla, advirtió cómo se vive el fútbol en Rosario: "Convivimos con muchas cosas durante la carrera. Pasás momentos buenos y también muy difíciles. Acá se vive con mucha obligación todos los partidos. A uno le gusta la exigencia y es imposible estar aislado del momento complicado que se vive en el club. Con la cantidad de pibes que hay en el plantel demostramos en cancha que estamos capacitados para salir adelante".

Para cerrar, recordó su paso por México, donde le tocó ser dirigido por Diego Maradona en Sinaloa: "Disfrutamos mucho ser dirigidos por él. Son personas que ponen ojo en un plantel que necesita oportunidades y poder mostrarse. Aprendimos y lo disfrutamos al máximo. Lo que queda es la sonrisa que le sacábamos día a día, con su humildad. Por eso me tatué su cara con una sonrisa. Él se enteró y me dijo: "Uh boludo, es un espejo. No lo podía creer", y yo tampoco. Yo lo quería llevar para siempre en la piel y lo hice".