La mesa, redonda como el propio Cilindro, tiene a todos los actores reunidos. El trono de Víctor Blanco se pone en juego a fines de este año y el run run político ya está instalado en el mundillo racinguista.

En la consideración de los socios, Blanco no tiene rival. Pero puertas para adentro, el presidente no está convencido de seguir "poniendo la cara”. Entiende que ensayar un simulacro de paso al costado enarbolando las banderas de la alternancia en el poder elevaría su imagen. Y si Blanco no fuera por la reelección del oficialismo, el bendecido por él y su círculo íntimo es Alfredo Chiodini, actual vice segundo...

¿Cómo? ¿Y Miguel Jiménez? Dolido por lo que considera un desplante de su jefe político (se veía como el sucesor lógico), el vice primero analiza la chance de abrirse y presentar batalla con una colectora. Porque además de la bendición a Chiodini, en el siempre abierto libro de pases político Blanco ya abrochó a Carlos Rotman (quien primero estuvo con Rodolfo Molina, después con Pablo Podestá y ya aseguró que quiere estar con Blanco) y va a ir en busca de Fabián Colussi, quien fuera candidato a vice de Cúneo Libarona en las elecciones de diciembre de 2014. Vieja estrategia ésta de llevar para el corral propio las ovejas ajenas. Toda esta movida le quitaría mucho protagonismo a Jiménez en una supuesta lista del “Oficialismo reforzado”. Sabe que Blanco fue y seguirá siendo muy hábil para sumar amigos y debilitar a los rivales y eso le quita margen.

En un rol mucho menos protagónico, aunque aún con ambiciones electorales,  Gainza Eurnekián y Cúneo Libarona esperan saber qué va a hacer Jiménez. Si el actual vice se abre del Oficialismo, apuestan a que eso debilitaría a Blanco y así suben sus propias acciones: a oficialismo dividido, ganancia opositora. Si Jiménez decide ceder protagonismo y quedarse en el armado de Blanco, saben que es una utopía pensar en derrotar al tanque oficialista. Y ahí tanto el joven empresario, sobrino del titular de Aeropuertos 2000, como el mediático abogado del tristemente célebre "Caso Cóppola", se bajarán silenciosamente. Aunque antes intentarán hacerlo sin las manos vacías.