De gran dialéctica, mucho barrio y con la espalda fuerte que siempre suelen entregar los resultados deportivos, Nicolás Russo ya tiene un nombre. Casi todos saben quien es, y todos conocen su timbre de voz. Lo que pocos conocen es que entre la política nacional y sus apetencias personales en la AFA, la nutrida agenda de Nicola (como le gusta que lo llamen) ya no tiene resquicio para agregar una ocupación más. El presidente de Lanús va de un lado para el otro y descuida a su club, basándose en un gran momento deportivo, con el título local de mayo de 2016 como gran carta fuerte.

Todo es color de rosa mientras el Laucha Acosta corre por los extremos de la cancha y entrega alegrías y el Pepe Sand no se cansa de meter goles, pero por lo bajo, en Lanús afirman que el presidente cada vez va menos por el club. A juzgar por la actividad en sus cuentas de Twitter (@RussoNicolasOk y @PrensaRusso), parece que el club está en un tercer orden: la política y AFA ocupan los primeros espacios. Por ejemplo, en las últimas semanas ha realizado diferentes encuentros con fines políticos en clubes de barrio promocionando a su espacio (el Frente Renovador), utilizando a su club como instrumento.

Quienes cuentan estos detalles son los referentes del Maronismo, porque la grieta ha llegado a todos lados, incluso a los clubes que se hacen llamar “ordenados y prolijos”. Y dicen: “A Maron le ofrecieron participar en política y siempre se negó. El club ante todo. Como dice nuestro himno, ‘Lanús, siempre Lanús’”. Las fotos de Russo en Bahrein en el congreso de FIFA y los twetts publicados en medio de los últimos partidos (el contenido era 100% político), cayó muy mal en el seno del club y en muchos socios. En la semana previa al Clásico (último vagón para meterse en las copas de la temporada que viene) y a poco de definirse la suerte de su equipo en la Libertadores, Russo está de viaje y no está yendo a la cancha

Queda saber hasta cuando el veranito futbolero le dará tiempo a Russo para seguir teniendo tan ocupada la agenda y tan atomizadas sus prioridades: los 80 millones de pesos de déficit que tiene Lanús son equiparados por las ventas. Muchos ya preguntan cuál va a ser la salida llegado el momento en que se deje de vender jugadores. ¿La FIFA o la política?