Corría el 20 de septiembre de 1931, cuando aquella primera ronda del "Campeonato Argentino de Football" enfrentaba a River Plate y Boca Juniors por primera vez en la era profesional. Si bien ya se habían enfrentado en 15 oportunidades durante el amateurismo, la jornada que prometía ser una fiesta, comenzó y terminó con escándalo.

El partido preliminar tuvo que ser suspendido por un incidente entre los jugadores, una precuela de lo que luego fue el encuentro principal de aquel día. "La primera nota ingrata de la jornada se produjo en el match de segunda división. Correspondió al jugador Strada, quien aplicó un puntapié feroz a Ganduglia, el que debió salir del campo de juego con el rostro totalmente cubierto de sangre. Pareció esto un anticipo de males augurios, y como medida, casi obligatoria, se dio por terminado el match. Fue esa la primera piedra en la sucesión de desafueros que matizaron la reunión", describió La Nación por aquellos días.

El aforo, de prácticamente 50.000 personas, que coparon la vieja cancha de Boca estaba enardecido. Lo que provocó que los equipos de primera salieran al campo de juego y empezaran el clásico antes del horario previsto. Incluso, según las crónicas de la época, los más enfervorizados "intentaron incendiar las tribunas"

Ya en el partido principal sobre el primer cuarto de hora de juego, Carlos Peucelle adelantó en el resultado a River, que jugaba mejor desde el arranque. "Del rechazo de Fosatti, Vargas intentó avanzar, pero fue despojado por Bonelli. El half adelantóse por el medio del field y luego de sortear a cuatro adversarios hizo un pase a la derecha, que Marassi no logró alcanzar: Peucelle, más afortunado, despidió un fortísimo tiro que cristalizó el goal, al cumplirse el primer cuarto de hora", fue el relato de la jugada.

A los 27 minutos, el árbitro Enrique Escola cobró un penal en favor del local, que despertó las quejas de los jugadores “millonarios”. "La misma actitud de unos minutos antes, esta vez aumentada por la magnitud del castigo, ofreció a los jugadores visitantes una nueva oportunidad de demostrar su falta de disciplina, y con ello del espíritu de que estaban poseídos, de discutir en todos los casos las sanciones del árbitro", fue la crónica de la protesta, aunque aclara que la pena máxima fue cobrada “con toda justicia”.

Jorge Iribarren detuvo el remate en primera y segunda instancia, pero luego del segundo rebote, Francisco Varallo marcó el empate. Nuevamente los jugadores de River le recriminaron al juez una infracción del delantero de Boca sobre Iribarren al momento del gol (primero pidieron offside y luego foul del 9 de Boca contra su arquero en el segundo rebote). Por los enérgicos reclamos, Camilo Bonelli, Pedro Lago y José Belvidares vieron la roja, pero se negaron a abandonar el campo de juego en disconformidad con el fallo. 

El árbitro se retiró al vestuario y suspendió el partido, acusando a los futbolistas que había echado "lo habían agredido a puntapiés"

Unos días más tarde, el Tribunal de Penas le dio el partido ganado a Boca por 1 a 0. Ese superclásico, el primero del profesionalismo, fue durante 79 años el único suspendido de la historia, hasta que un diluvio frenara la edición del Clausura 2010, por la décima fecha.