(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El ciudadano de a pie, posiblemente no lo sepa. Las etiquetas de cervezas que vemos en las góndolas esconden un trasfondo comercial. Las marcas pertenecen en su amplia mayoría, a dos multinacionales que abarcan el 90% del mercado. 

De un lado, AB InBev, con Quilmes como bandera y con Isenbeck como reciente incorporación, tiene bajo su órbita a las marcas Stella Artois, Brahma, Iguana, Andes y Beck’s, entre otras. Por su parte, CCU cuenta con Heineken, Schneider, Budweiser, Imperial, Palermo, Sol, Amstel, Miller, Santa Fe, Bieckert y Salta, entre otras. 

La disputa de los mercados, se trasladó al deporte emblema de los argentinos: el fútbol. Mediante sus sellos más fuertes, las dos multinacionales saltaron a la cancha. 

Hace apenas algunos días, Quilmes selló el vínculo con la Superliga como main sponsor del torneo de Primera División. Hubo lanzamiento ante dirigentes y prensa, y así la marca de cerveza volvió a estar en el centro de la escena futbolera argentina como no lo estaba desde que fue sponsor de River y Boca, allá a lo lejos hace dos décadas. 

El regreso de Quilmes a las primeras planas publicitarias corrió peligro, porque la presencia de Schneider en los medios es muy importante. Según pudo saber Doble Amarilla, Fox se oponía a que la Superliga firme con Quilmes, porque Schneider tiene una presencia muy fuerte como anunciante en los programas de la cadena deportiva. Desde la Superliga, luego, lograron torcer la voluntad de Fox, y cerraron acuerdo con la marca quilmeña. 

Como respuesta, Schneider redobla la apuesta. Luego de mantener durante muchos meses publicidades en los principales programas deportivos de país, Schneider incursionó en el sponsoreo de los “clásicos” del fútbol argentino. La marca, perteneciente a CCU, cerró trato con Estudiantes – Gimnasia y Banfield – Lanús. Y estuvo a punto de cerrar con Racing – Independiente. Tras acordar condiciones con la Academia, en Independiente se echaron atrás. Hugo Moyano tenía otros planes: utilizó el inminente acuerdo con CCU como elemento de negociación con AB InBev, empresa que multiplicó la oferta y cerró vínculo con el Rojo. Así, el segundo clásico en importancia en nuestro fútbol se quedó sin sponsoreo. 

Volviendo al acuerdo con diversos clubes para sponsorear en los clásicos, los tratos con las instituciones contienen canje en especies (para fiestas, reuniones, y demás acontecimientos) y un pago anual que en algunos casos llega a los 500 mil pesos. Las negociaciones las hicieron cada club por separado, haciendo valer sus fortalezas. 

La gran incógnita pasa por saber cómo se va a implementar la aparición de Schneider al momento de que se jueguen los clásicos dentro del marco del “Torneo de Primera División Quilmes”. Fuentes conocedoras del aspecto publicitario en el fútbol argentino, le confiaron a Doble Amarilla que “Schneider puede contratar espacio en la publicidad estática, o bien, coordinar con los clubes aparición en estática en los estadios por fuera del acuerdo de la estática convencional”. Esto es: lonas o ploteos en las tribunas deshabitadas, o carteles en sectores como ser torres de iluminación, muros, y demás. Todo esto, sin contar la presencia de promotores o promotoras, reparto de folletería, eventos por fuera del partido en sí, campañas publicitarias difundiendo el choque deportivo u otras acciones similares, que estarían, en todos los casos, por fuera de la órbita de control de la Superliga. 

Luego de llevar su lucha publicitaria al plano de la familia de la farándula con la participación de Ricardo Darín y Guillermo Francella en publicidades de Quilmes y de los hijos de ambos en anuncios de Schneider, la disputa pasa por otro lado. Como una presa de lucha entre las dos multinacionales que controlan el mercado cervecero en Argentina, el fútbol argentino se divide entre Quilmes y Schneider. Deporte, medios, sponsoreo y negocios. Lo que pasa y lo que pasará, desde el punto de vista del marketing deportivo, promete ser muy atractivo.