(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La barra brava de Los Andes es una de las más pesadas del Gran Buenos Aires, en el amplio sentido de la palabra. Pesada por lo violenta, por los contactos políticos y por su zona de influencia (donde semana a semana se amasan millones de pesos en la espesura de la noche de La Salada). Es, ‘la barra de Lomas’, con asiento en Villa Albertina y en el barrio Chaco Chico, lo que quiere decir que la barra tiene fuerte presencia en el corredero que está a ambos lados del Camino Negro, desde Puente La Noria hasta Parque Barón. Son dos barriadas separadas por la arteria más importante del municipio de Lomas de Zamora. 

‘La barra de Lomas’ domina el territorio de la periferia del distrito donde el intendente es, desde hace siete años, Martín Insaurralde. La presencia de los barras en el predio de Los Andes en Villa Albertina, es un clásico. El manejo, a diestra y siniestra, de la feria de La Salada, es vox pópuli. De ahí, tejieron una trama de poder que los deposito en las barbas de las altas esferas, locales y no tanto. Del lado de los que viven más cerca del centro del distrito, “contaban con manejo discrecional de planes ‘Argentina Trabaja’ en tiempos kirchneristas, y con fuerte presencia en toda la estructura de tránsito y viales del Municipio”, afirma una fuente poniendo especial énfasis en pedir que se cuide su identidad. 

En todo Lomas, se sabe que “la barra de Los Andes está metida en todos lados y muerde en cada sector”, apunta un lomense de muchos años. De ahí se explica la brutal agresión del grupo de Villa Albertina a los que viven en Chaco Chico. El primer grupo, con lazos con ‘La 12’ y de fuerte dominio en La Salada, quiere contar con lo que tienen los del Chaco Chico, comandados por la Familia Paz (varios de los cuales están a la sombra, uno de ellos por matar a un hincha de Banfield, aunque fuentes consultadas señalan que el desgraciado episodio no tuvo tintes futboleros, sino que se debió a una interna en el barrio). Los Paz y su gente “tienen trabajo en la Municipalidad y una fuerte línea directa con el poder local”, señala alguien que conoce los pasillos del municipio. La avaricia por tener todo el poder y todo el negocio, los habría cegado a los de Villa Albertina. Otros, no descartan una venganza por los constantes ataques que están teniendo en la zona ribereña, donde las ferias internadas representan un trabajo para miles y miles de familias, y un fuerte negocio para los capos de los barrios. 

La interna de la barra de Los Andes salpica a Insaurralde

Insaurralde, con lazos sentimentales con Banfield y un pasado muy ligado a la política interna del club albiverde, suele mirar esta película desde lejos. Pero, a mediados de este año, tuvo que bajar a los barrios. Una pelea interna en la barra de Temperley (el otro equipo del distrito) hizo que el bando que había perdido la disputa pero que se había quedado con todas las banderas, entregara ‘los trapos’ (a modo de despecho) a la hinchada de Los Andes, su clásico rival. El distrito fue un polvorín a punto de estallar y hasta hubo disparos de armas de fuego a las casas de los jefes de la hinchada de Los Andes, según señalaron varios medios oportunamente. Incluso, según publicó el diario Perfil en julio de 2017, el Intendente entendió que a semanas de las elecciones una masacre en su territorio le iba a jugar en contra. Por eso, según informó ese medio, habría mandado a su gente a recuperar las banderas de Temperley, cueste lo que cueste. El rescate (según Perfil) habría sido de $ 1 millón para los capos de Lomas. 

Desde ese día, no había habido otro hecho masivo de violencia. Pero, justo el fin de semana siguiente al extenso operativo en la zona de La Salada, la violencia volvió a decir presente en Lomas. Insaurralde, lejos de los barrios, observará la historia. Sabe que no hay elecciones cerca, pero que un episodio de sangre puede dejarlo muy mal parado ante toda la opinión pública, justo cuando pone especial énfasis en cuidar la relación con La Plata.