(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La noticia publicada por DOBLE AMARILLA generó un sacudón en el cierre de la primera semana del año. Con la firme intención de hacer una reforma integral de los torneos, en AFA analizan dar vía libre para que se puede habilitar a los clubes grandes para que puedan tener equipos “filiales” o “satélite” que compitan en el fútbol de Ascenso.

Con detalles reglamentarios, que derivarían en que los equipos satélite deban competir desde Primera D, y que no pueda haber dos equipos del mismo club en la misma categoría, todo será materia de estudio. Pero, alguna vez, en el fútbol de ascenso, jugaron los equipos alternativos de los clubes de Primera. 

Eso sucedió en 1939, cuando los equipos de Reserva de 16 equipos de Primera División jugaron en el campeonato de Segunda División, tal como se conocía en ese momento a lo que luego pasaría a llamarse Primera B. En ese año, en Primera División había 18 equipos, pero a los elencos rosarinos (Rosario Central y Newell’s) se los eximió de tener que presentar a su equipos alternativos en el certamen de ascenso. 

En Primera B había 17 equipos, lo que derivo que el campeonato jugado a lo largo de todo el año, tuviera en competencia a 33 equipos. Tal como pasara en 2015 cuando se implementó el famoso “torneo de 30 equipos” en Primera División, el certamen de Primera B de 1939 se jugó a una sola rueda. Es decir, hubo 32 jornadas. La tabla general, la ganó San Lorenzo (Reserva) con 56 puntos, seguido de Boca (Reserva) y River (Reserva), ambos con 55 puntos. En el cuarto escalón, apareció el primer equipo que jugaba en el ascenso: fue Banfield, que a la postre ganaría la ‘post temporada’ y alcanzaría el primer ascenso de su historia en el plano profesional. 

Más abajo se colocaron All Boys, Barracas Central, Racing (Reserva), Temperley, Dock Sud, Chacarita (Reserva), Defensores de Belgrano, Almagro, Estudiantes de la Plata (Reserva), Huracán (Reserva) y Excursionistas. El detalle del torneo es que para el ascenso a Primera División, no servía de nada la tabla general, sino que valía la tabla de posiciones que se conformaba contando los partidos jugados entre sí por los equipos del ascenso exclusivamente. 

Es decir, había una tabla paralela que servía para clasificar a seis equipos a un hexagonal final. Para tranquilidad de los organizadores de este torneo tan extraño, no hubo sorpresas ni polémicas. En la tabla que era ‘la importante’, el orden en la ubicación de los equipos del Ascenso fue casi el mismo que en la tabla general. Primero fue Banfield, segundo All Boys, tercero Barracas Central, cuarto apareció Dock Sud, quinto Temperley y sexto Defensores de Belgrano. Esto hizo que tomando la tabla general o la exclusiva de equipos del Ascenso, los mejores seis equipos de Segunda División, fueran los mismos. 

Una vez terminado el campeonato, esos seis equipos jugaron un mini torneo a partido único en estadio neutral para definir el único ascenso a Primera División. El título fue para Banfield, que tuvo cuatro victorias, una derrota y un caso de soborno (el primero de una larga seguidilla de episodios similares en la historia del Taladro) en cinco partidos, lo que no le impidió ascender, debiendo pagar la pena en la máxima categoría, con una quita de puntos. Pero eso, es capítulo de otra historia.