(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Todo lo que lució empastado o que le faltaba un golpe de horno en la Superliga a River le funcionó de maravillas en la noche de la Copa Libertadores de América. Algunas consideraciones: Quintero flotando en el medio; con dos opciones por delante es el mejor Quintero. Clarísimo. Y el Cafetero cotizó su juego más alto que el dólar. 

A ese diseño, parecido al siempre rendidor 4-3-1-2, River le sumó la mejor noche de Pratto desde que llegó a Núñez y un Borré voraz, mordedor de tobillos y el primer defensor. El experimento de Enzo Pérez de cinco no llegó a quedar en evidencia, más que nada porque River estaba 2-0 antes de los 30’ y porque Racing prefirió abrir por los costados y no atacar por el centro. Por la ancha avenida del medio es por donde el elenco local encontró los mayores dividendos. 

No fue un monólogo de River. Ni cerca, pero mereció irse con un gol más, ¿como se explica? En qué River jugó uno o dos tiempos mentales más rápidos que Racing, tanto que no necesitó la pelota. El elenco de Coudet, con su ofensivo diseño (un 433, con Centurión, Bou y Licha arriba) favoreció las estocadas de River, porque le dejó espacios. Se desnudó y River, como el mejor Voyeur, aprovechó. La Academia jamás descifró las veloces transiciones de River y eso quedó en evidencia rápido, antes de los 15’.

Quintero, Nacho y el pibe Palacios sintonizaron el mismo canal y no hubo zapping que aguante. Así, Racing sufrió dos manos: a los 10, Palacios habilitó a Casco y respondió Arias, a los 11 Nacho encontró a Quintero, que habilitó a Montiel que tiró el centro atrás para que Pratto le rompa el arco a Arias y rompa su propia mufa. El tiempo que River estuvo en cero, Pratto también. Las gargantas que venían poco castigadas, explotaron con el 1-0.

Racing siguió yendo, pero otra transición veloz, ejecutada por el cerebro del colombiano dejó a Palacios cara a cara con Arias, gracias a un rebote fortuito y el tucumano convirtió el 2-0. Faltaban 15’ y ahí River pudo anotar otro más. 

En el segundo tiempo, Coudet corrigió y sacó a Nery Cardozo y puso a Pol Fernández, buscando más juego. Racing tuvo la pelota e intentó pero no pudo y River lo tenía a pedir de la contra que desperdició en más de tres oportunidades. Cuando Racing estuvo cerca del 1-2, apareció la bestia negra de Coudet: Franco Armani. Y lo que podía ser 1-2, fue 3-0 con el gol de Borré, que lo mereció como ninguna otra noche.

Después, el escándalo. Enzo Pérez provocó a Centurión y el 22 se le fue al humo. Una batahola que terminó con una roja por lado y con ex Boca marcándose la camiseta Xeneize y el número 4, siendo protagonista por eso y no por su talento, el que no pudo demostrar en 180’.

El partido luego se diluyó en un clima caldeado y Marcelo Gallardo consiguió algo inédito: River jamás había eliminado a Racing en Copa Libertadores. Hasta esta noche, donde el elenco de Núñez pareció recobrar la memoria. Ahora, se medirá a Independiente en otro duelo gigante que tendrá en su búsqueda de la cuarta conquista de América.