(Desde Abu Dabi) Luego de tener un día libre en el que los jugadores aprovecharon para intentar reponerse del duro golpe de la derrota ante el Al Ain que los dejó sin chances de jugar la final del Mundial de clubes, los dirigidos por Marcelo Gallardo entrenaron desde las 10 de la mañana (3am de la Argentina) en el el campo de entrenamiento de las Fuerzas Armadas de Abu Dabi. Para quienes jugaron el martes la práctica fue liviana, para el resto fue intensa.

El miércoles los jugadores hicieron por tierra los 133 km que separan la ciudad de Al Ain de Abu Dabi (capital de los Emiratos Arabes Unidos) aún mascullando bronca. Quines se los cruzaban en el lobby del imponente Hotel Shangri-La aún podían ver rostros de desazón y cierta culpa por no lograr el objetivo ante un rival inferior. Muestras de ello fue que cada jugador frenó ante cada pedido de foto o firma de autógrafo agradeciendo a quienes volaron los 13.500 km para verlos.

Más allá de las falencias futbolísticas que mostró River, en el cuerpo técnico siguen creyendo que nunca se llegó a cambiar por completo el chip de la final de la copa Libertadores que los dejó con un agotamiento mental inédito. “Fueron 40 días de tensión los que duraron la final de la Copa. Estaba dentro de las posibilidades en este contexto”, comentaban en el lobby los dirigentes millonarios. A eso hay que sumarle que los jugadores no llegaron a acostumbrarse al cambio de horario. Ellos hubieran preferido quedarse en Madrid y volar un día antes del partido. Sin embargo, FIFA exige estar en la ciudad del partido al menos 3 días antes de cada encuentro. Los comentarios no sonaron a excusas, pero sí contextualizaron el porqué la derrota fue un duro golpe pero que no sorprendió a todos en el club.

Mientras aún duraba la derrota, la dirigencia se movió rápido con un objetivo: no dejar que la caída en tierras árabes empañe el triunfo ante Boca y la obtención de la cuarta Copa Libertadores. Así anunciaron que el domingo por la tarde se abrirán las puertas del Monumental para festejar el título de América y, de alguna manera, compensar emocionalmente (económicamente también lo harán) a quienes tenían entradas para la gran final y que no pudieron ver la definición por la acción de un grupo de violentos y de la polémica decisión de Conmebol de expatriar la copa emblema de América. La medida en sí tiene un doble sentido: contentar a los socios e hinchas y “evitar que desde afuera se intente minimizar un logro histórico”, según explicaron desde la dirigencia a Doble Amarilla.

En ese plan, terminado de diagramar durante la misma madrugada de la derrota ante los locales en el comedor del Hotel Hili Rayhaan de Al Ain, River adelantó su itinerario de vuelo para el regreso. El sábado tras enfrentar al Kashima Antlers por el tercer puesto, los jugadores regresarán al hotel y prepararán todo para salir a las 3 de la madrugada hacia Buenos Aires en un vuelo charter. Estarán llegando a Buenos Aires a las 15 del domingo 23 (vuelan contrahorario) y e irán directamente hacia Nuñez para festejar el triunfo ante Boca y la Copa.