(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Luciano Vella fue uno de los jugadores que asumió el compromiso de devolver a River a la Primera División. Se cumplen nueve años del descenso del Millonario y un hecho que quedó marcado en la historia del fútbol argentino.

El rosarino estaba cómodo en su ciudad natal y jugando para Newell's. Sin embargo, recibió un llamado y su vida futbolística cambió. Era River, pidiendo por su servicios para un objetivo claro: que el club vuelva a la máxima categoría del fútbol argentino.

"Que te llame River no es algo que ocurra todos los días", expresó Vella, que hoy tiene 39 años y es dueño de geriátricos y se encarga de ayudar a las personas mayores de edad. Una entrevista exclusiva con Doble Amarilla donde cuenta cómo fue el trayecto de River para lograr el ascenso. El plantel, las responsabilidades y la poca participación de Daniel Passarella.

- Doble Amarilla: ¿Cómo fue transitar esos 365 días con River en la Segunda División?

- Luciano Vella: La verdad que lo que dijo Aléxis (Ferrero) es verdad. Yo estaba jugando en Primera y surgió la posibilidad de River. Algunos quizás lo pensarían dos veces, pero el llamado de ese club no se iba a dar siempre. Sabíamos que iba a ser complicado, pero no lo crees hasta que lo vivís.

- DA: ¿Qué fue lo que hizo complicado el contexto?

- LV: Uno cuando no está no se entera de las cosas que pasan, lo ve como algo normal. Al momento de llegar fue un clima tenso, era una situación horrible que no parecía real, porque la realidad de un club de esta envergadura es como la de ahora, ganando campeonatos. Por más que ganábamos, nunca alcanzaba. Después desde lo dirigencial no habían cosas claras, y eso repercute a lo deportivo.

- DA: ¿Nunca sentiste este tipo de presión en otro lado?

- LV: El momento de River ahora también es de mucha presión y exigencia, pero de tener el nivel alto y pensando en grande. Porque Gallardo los debe motivar para seguir compitiendo a estos niveles.

- DA: Pero es una presión distinta…

- LV: Si, es cierto. Nosotros teníamos un gran plantel y era muy unido. Hicimos un gran grupo y eso ayudó, de hecho fue determinante. Sin ese grupo las cosas iban a estar complicadas. Apenas llegué ya estaban el Gordo (Cavenaghi) y el Chori (Domínguez) asumiendo la responsabilidad y guiando al grupo. El objetivo era ganar todos los fines de semana. El cuerpo técnico también ayudó a esta tarea.

- DA: ¿Pudiste llegar a disfrutar en algún momento?

- LV: En lo personal me siento orgulloso de haber vestido la camiseta de River. Tras conseguir el objetivo, fue un desahogo terrible. Pero obviamente uno no llegó a tomar dimensión de dónde estaba jugando. Jugar en este club no pasa siempre, y me tocó en una decisión difícil.

- DA: Retomemos a lo dirigencial, ¿con qué club te encontraste?

- LV: Estaba muy desunido entre plantel y dirigentes. Todos me preguntan por Passarella, pero la verdad que lo vi tres veces en mi vida. Eso es raro, no parecía por momentos que era el presidente. No sé si era buena persona o no porque no tuvimos relación, siempre la relación era con el vice. Nunca sentimos la empatía del presidente o algún consejo.

- DA: ¿Cuál fue la primera sensación del ascenso?

- LV: La verdad que fue un momento de alegría cuando sonó el pitido final. Fue una tensión y un sufrimiento que no tuve en ningún otro equipo. Veía a mi familia e hijos entrando a la cancha y era un gran desahogo. Recién ahí pude disfrutar estar en River.