El tema resuena desde hace un tiempo y es delicado para los hinchas de Boca. La Bombonera es una parte importante de la historia del club y muchísimos simpatizantes se resisten a pensar que ese "templo del fútbol argentino" pueda ser llevado a otro lugar. Los debates sobre una mudanza, una reforma o no innovar, se repiten en todas las charlas futboleras.

 
Según pudo averiguar Doble Amarilla, la dirigencia xeneize hará todo lo posible por comprar las dos medias manzanas que hacen falta para ampliar el mítico estadio. Una vez realizada la compra, se encararían las obras para lograr que La Bombonera se convierta un recinto con una capacidad cercana a las 80 mil personas.


El tema clave en este asunto está es el dinero. En principio, todos los vecinos habrían accedido a vender, pero algunos han pedido una cifra sideral para irse de sus domicilios. Esa situación, complica el panorama, por lo que de aquí a diciembre los dirigentes harán todos los esfuerzos y negociaciones posibles para conseguir el dinero. 


De no conseguirlo, comienza la otra parte del plan que ya tiene charlas previas y que posiblemente sea la etapa más polémica. Hay diversos inversores que están preparados para aportar lo suficiente como para que el nuevo estadio de Boca sea una realidad y el plan de pagos para la devolución esta armado de tal manera que el club de la ribera no tenga perjuicios económicos y sea solvente a la hora de pagar.


De acuerdo a la información que maneja Doble Amarilla, Boca le cedería el 50% de las recaudaciones a los aportantes de dinero durante un lapso no menor a doce años (pueden ser catorce de acuerdo a la cotización del dólar) y de esa manera devolvería capital e intereses sin tener que resignar dinero del capital actual y cambiar la actividad mensual económica.


Es que claro, actualmente el club que preside Angelici tiene 200 mil socios (el Barcelona tiene 140 mil) y un estadio más amplio, seguramente también sería más redituable. Con recursos propios o en sociedad con aportes externos, Boca va en busca de ampliar su cancha. La moneda está en el aire, sólo resta saber de qué lado caerá