(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Cuando todo parecía arreglarse, aparecen nuevos problemas. Así es la vida de Independiente desde el inicio de la pandemia por el coronavirus. Primero fue el turno de los jugadores, que enviaron carta de documento -por gestión de Agremiados- para intimar al club por impagos; pero ahora también se quejan los trabajadores de planta.

El fútbol frenó, pero la pelota financiera sigue corriendo. El Rojo entendió este parate como un punto de inflexión para realizar reformas y plantear un proyecto futbolístico distinto para lo que viene. El futuro argentino, a grandes rasgos, imagina un fútbol austero y sin grandes pretensiones en cuanto a las contrataciones del primer equipo.

La dirigencia roja se venía acostumbrando a un proyecto basado en grandes contrataciones con futbolistas que perciben salarios por encima de la "normalidad" de los clubes argentinos. Sin embargo, los resultados deportivos no fueron los positivos, y sumado a la crisis y la baja de recaudación, empiezan los incumplimientos.

Según pudo saber Doble Amarilla, hay un fuerte malestar de los trabajadores de planta por deudas salariales desde los meses de marzo y abril. Se estima que son centenares de empleados, y entre ellos hay integrantes de la Reserva y del cuerpo técnico de Marcelo Gómez, a quien la dirigencia no le renovará su contrato luego del 30 de junio.

El conflicto de intereses se venía manteniendo con discreción, pero el punto de colapso fue cuando los futbolistas arreglaron sus problemas salariales. La mayoría del plantel de Independiente cobró lo adeudado -aún existen reclamos como los casos de Cecilio Domínguez y Gastón Silva- tras un acuerdo con la dirigencia y Agremiados.

Hay empleados -que además algunos no están regidos por la Ley de Contrato de Trabajo- que por debajo manifiestan que "el club de los trabajadores le paga fortuna a los jugadores y no le pagan los $30 mil que le corresponden a sus empleados". A esto, se suma el malestar con los jugadores del Rojo "por la poca empatía que tuvieron en un contexto de crisis". Además de los impagos, muchos empleados tienen incertidumbre por el futuro y la falta de respuesta de la CD.

También el enojo es con los dirigentes por la falta de información y poca claridad que hay para conocer la situación de los empleados. Hay trabajadores -prefieren no revelar su identidad- que dicen que, cuando consultan por su caso particular, los dirigentes se pasan el problema entre sí y nunca terminan de dar información certera.