(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Con una infancia difícil a cuestas, Enzo Pérez logró lo que logran muy pocos: cumplir sus sueños. Debutar en Primera, jugar un Mundial, jugar una final de un Mundial, llegar al club de sus amores, salir campeón con el club de sus amores. ¿Ganarle una final a Boca de Copa Libertadores? No, eso ni lo soñó.

Más allá del revisionismo histórico al que Enzo Pérez se sometió en las "100x100" de la "La Nación", primero hay que hablar de lo que viene. Y lo que viene es la revancha ante Boca, por la Semifinal de la Copa Libertadores de 2019. ¿Está encaminada la serie?: "Siempre pensé que no hay favoritos en un River-Boca, y tampoco creo que importe mucho cómo venga uno o el otro. Son partidos distintos a los demás, partidos de máxima concentración y que se terminan definiendo por detalles", deslizó Pérez.

"En casa hicimos un gran partido y sacamos una ventaja importante, pero no definitiva. Sé que la vamos a tener difícil allá, pero iremos a ganar, como siempre, porque Marcelo nos pide no relajarnos, ir a buscar el arco rival para abrir los partidos lo más rápido posible. Falta el 50 por ciento de la serie", reflexionó.

Ahora, sí, Enzo empieza a desandar sus recuerdos. Desde aquella infancia y juventud en la que Daniel Oldrá, en Godoy Cruz, fue el que le dio el espaldarazo, a la noche que salió campeón de América con Estudiantes ante Cruzeiro, cuando al mismo tiempo estaba siendo papá por primera vez: "Me levanté de la siesta, bajamos a merendar y ahí me cayó la ficha. Me estaba sirviendo el té y me largué a llorar mal. Nadie entendía nada. Se me acercó Fede Flores, uno de los fisios que todavía está en Estudiantes y con el que me escribo, y me preguntó qué me pasaba. Le conté que estaba por ser papá. Ahí se fue corriendo la bola, se emocionaron todos y me subieron a la habitación. "Willy, quedate tranquilo que el nene nació en perfectas condiciones, está re bien, Florencia lo mismo", me dijo mi viejo. Ahí me solté, todos me saludaban y Calderón empezó a gritar: "Somos campeones, este guacho trae la Copa bajo el brazo, somos campeones, no puede fallar" (se emociona). Antes de salir a la cancha hablé nuevamente con mi padre: "Enfócate en tu partido, que acá está todo bien, después hablamos y festejamos". Y fue así. A partir de entonces, cada 15 de julio no sólo festejo el cumpleaños de Enzo Santiago, sino la Copa que ganamos con Estudiantes", recuerda.

Enzo jugó la final de aquel Mundial de Brasil, y lo hizo, sobretodo, porque Alejandro Sabella confiaba en él: "Fue sorpresivo, porque si bien andaba muy bien en Benfica y había jugado unos partidos de las eliminatorias, mi última convocatoria había sido contra Chile en 2012. "Sé que hace un tiempo que no estás citado, sin embargo te conozco y sé lo que podés dar, ¿tenés ganas de estar en la lista de 30?", me preguntó Alejandro. Ja, ja, capaz que le decía que no", rememoró el volante central.

¿Y aquella final? "En Brasil creía que éramos campeones del mundo, tenía una fe ciega en que se nos iba a dar, aunque Alemania viniera de meterle 7 a Brasil. En el partido estábamos tranquilos, bien parados, le jugamos de igual a igual, estuvimos tan cerca".

Ya en sus días en River, Enzo elige a su compinche, Pity Martínez y cuenta como decidieron ingresar a La Bombonera el día de la final: "Estábamos con el Pity en la habitación y me dijo: "Yo voy a entrar mirando a la gente de la platea". Y yo le dije: "Dale, vamos juntos, yo también". Y fue eso nada más. Los miramos sin hacer ningún gesto, pero se notaba que algunos plateístas se querían trepar y tirarse encima de nosotros (risas). Con el Pity hicimos varias, es un enfermito aquel".

Hicimos varias, como aquel penal en Porto Alegre, cuando el "Pity" anotó el 2-1 ante Gremio. Ese día, lo celebró con Enzo: "Es que concentrábamos juntos, y al quedar él afuera del equipo, le dije: "Vas a entrar en el segundo tiempo y meter un gol, ya vas a ver". Y quedamos en hacer ese festejo con los dedos girando alrededor de la cabeza. Fijate que el Pity mete el gol, sale gritando hacia el costado, llega Borré corriendo para abrazarlo y el Pity gira y lo hace pasar de largo a Rafa para festejar conmigo (risas)".

Por supuesto, Enzo también habla de la final en Madrid: "En el entretiempo, sabíamos que había que mejorar el circuito de pelota, no habíamos sido ese equipo avasallante que solíamos ser, no habíamos tenido el dominio de la pelota, pero sí el territorial. Sabíamos que si hacíamos 3 o 4 pases seguidos iban a aparecer los espacios para meter un gol. Y sabíamos que si metíamos un gol, nos íbamos a imponer. Y así fue".

Enzo no duda y elige el 9 de diciembre y la final en el Maracaná como el summun de su carrera: "El más triste fue la final del Mundial de Brasil y el más feliz la final de Madrid. No va a haber otra de ninguna de esas dos".

Enzo, que se revela muy creyente - "todos los días me levantó y leo un fragmento de la biblia al azar"- confiesa que lloró estando en River cuando las cosas no le salían: "Sí, lloré de alegría y de angustia. Una de hace no mucho fue cuando perdimos 1-0 con Vélez, en Liniers, a comienzos del año pasado. Fue la época en que no podíamos ganar, y encima me habían expulsado y me sentía culpable. Llegué a mi casa mal, mal, me puteaba a mí mismo, me fui al baño de arriba para que no me vieran mis hijos y cuando subía por la escalera le metí una piña a la pared. Todavía están marcados mis nudillos ahí".

El surgido en Godoy Cruz, habló de aquella frase que acuñó en el entretiempo de un Superclásico, el famoso "inventaron el VAR": "Hoy me da risa, me cargan y me río, la verdad. Fue una frase que me salió de calentura, como podría haberle dicho cualquier cosa a Pitana, "andá a la p.." u otro insulto. Había terminado el primer tiempo con Boca, perdíamos 1-0, nos habían expulsado a Nacho (Fernández), veníamos de la eliminación con Lanús y fui a reclamar. Eso es algo que está en nuestro instinto. Creo que el 95 por ciento de los jugadores somos así: protestones. Fui a reclamar y ni me di cuenta de que estaba la cámara al lado, dije "inventaron el VAR" porque fue lo primero que me salió".