(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Javier Pinola, Ignacio Socco, Lucas Pratto, Enzo Pérez, Jorge Carrascal. A priori, el equipo que ponía River para medirse ante Talleres, ilusionaba con otra cosa. Sin embargo, el equipo fue una versión "light" de sí mismo y cayó contra un buen planteo y mucho rigor táctico de la "T" del Cacique Medina. 

La derrota se da en la antesala de dos partidos que significan mucho para River. La revancha ante Cerro Porteño, que el "Millo" va ganando 2-0, pero que aún no está cerrada. Un partido en el que no tendrá a Enzo Pérez, suspendido y tampoco a Leonardo Ponzio, quién no llegará. Además, 72 horas después o 48 (depende como se lea), será el primer Superclásico tras la final de Madrid. Los hinchas preparan una fiesta, pero a Gallardo lo único que le interesa es ganar. 

Marcelo Gallardo aseguró, en conferencia: "No fuimos nosotros". Y, la verdad, lo que se vio en cancha mostró otra cara de un River que no lució casi ninguna de sus virtudes habituales: presión constante y arriba, subida permanente de los laterales y un cinco que se mete entre los centrales con criterio. Ni el equipo mostró esa presión (quizás por la falta de fútbol de sus dos puntas), ni Elías López y Fabrizio Angileri pudieron mostrar algo parecido a lo que suele hacer el binomio Montiel-Casco, ni Bruno Zuculini pudo emular lo que tan bien hace Enzo Pérez. 

Son cuestiones a tener en cuenta, porque River quizás deba administrar cargas teniendo en cuenta la alta exigencia de ambos partidos que se le vienen. En la delantera, el recambio está más parejo, aunque la inactividad de Scocco y Pratto hoy los ponen por debajo de Borré y Suárez. En el resto, aquello de "no importa quién juegue" ayer quedó desacreditado o al menos como para agregarle comillas a la frase.

Habrá que ver cómo hace Gallardo para cambiar rápido el chip. Con su equipo habitualmente titular, seguramente le será más fácil volver a mostrar el DNI y que coincida número con cara. Los compromisos que vienen se lo demandan.